Los plásticos, omnipresentes en nuestros hábitos alimentarios.

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El edificio Ramon Llull, de la UIB, acogió este jueves la Jornada sobre toxicitat en els envasos i els agents implicats en la seva reducció, organizada por Rezero, el Govern y la propia Universitat.

La ponencia de Nicolás Olea, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, desveló los efectos de los plásticos y sus componentes sobre la salud y el medio ambiente. Olea habló de «la alteración hormonal que pueden provocar los componentes y aditivos del plástico» y de situaciones como la de la prohibición europea, este año, del nonilfenol «cuando llevamos décadas con estudios sobre este aditivo y sus perniciosos efectos sobre la salud, que además pueden ser a largo plazo y transgeneracionales».

El catedrático también destacó «la prohibición europea del policarbonato en los biberones en 2011, pero que continúa en las garrafas de suministro de agua que podemos encontrar en nuestros lugares de trabajo. En 2018 se prohibió el uso de bisfenol A en las latas de conserva para los niños de 0 a 3 años, pero ¿qué ocurre con las embarazadas? Los tickets de los supermercados también contienen bisfenol A».

PVC

Otro de los aditivos del plástico es el ftalato, que aparece en la orina de las personas que han sido objeto de estudios al respecto. Olea señaló que «el ftalato se utiliza para el ablandamiento y la flexibilidaddel PVC, que es un producto duro y rígido. Encontramos ftalato en juguetes, cables, suelos, papel film, bolsas o pinturas. Fue prohibido en chupetes y tetinas, en las que el ftalato era utilizado para flexibilizarlas. España y Polonia son los países europeos con más presencia de ftalato en la orina».

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Otro plástico muy conocido es el PET (polietileno tereftalato), muy usado en envases de bebidas y textiles. Nicolás Olea indicó que «el PET contiene hasta 600 aditivos. Si en Palma el consumo de mil litros de agua corriente cuesta dos euros, ¿por qué el precio de una botella de agua envasada en PET tiene más o menos el mismo precio? Hay un gran negocio para el que vende el agua y el que vende la botella».

En Europa, un tercio del PET usado se recicla como poliéster, eso sí, fuera del continente, por lo que, según Olea, «vamos vestidos de plástico. La industria textil es de las que más recursos consume y de las que más contamina. La ropa es el paradigma del consumo, independientemente de si la prenda dura o no, y de su impacto ambiental. La moda es la obsolescencia programada de la industria textil, con varias temporadas a lo largo del año. La UE ya prepara reuniones para el año que viene para tratar el bisfenol A en los productos textiles».

El reciclaje, como ya se ha apuntado, no es una sólida garantía. Olea destacó que «el 90 % de los cartones y el 87 % de los papeles reciclados contienen bisfenol A. Y las sartenes antidaherentes están recubiertas con compuestos perfluorados, que contribuyen a la obesidad infantil y son el componente más abundante en la sangre del americano medio. Lo peor es que toda esta carga tóxica que nos llega y nos daña, se hereda».

palma uib armengol inag.

27 kilos de plástico en un cachalote

Fuera de los efectos directos en la salud humana, Nicolás Olea recordó el caso de un cachalote varado hace dos años en la costa de Castell de Ferro, en Granada, «al que se encontraron 27 kilos de plástico de invernadero en su interior. El cachalote creía que todos esos plásticos eran calamares».

Además, el catedrático subrayó que «el 40 % del plástico presente en el mar se encuentra en el fondo. Es un plástico que no vemos y, en su mayor parte, su procedencia es textil». También hizo referencia a la multitud de microplásticos hallados en el interior de especies comerciales.