El gusano infecta a los erizos cuando comen insectos o crustáceos terrestres.

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Dos alumnos de la Universitat de les Illes Balears (UIB), Alejandro García y Sofía Delgado, han publicado recientemente un artículo en la revista científica internacional Parasitology Research que documenta por primera vez la presencia en Baleares del Plagiorhynchus cylindraceus, una especie de gusano parásito que pertenece a un grupo poco estudiado, el acantocéfalo.

Este parásito, que es habitual en aves y crustáceos terrestres, y que la comunidad científica considera que se está extendiendo entre la fauna silvestre de todo el mundo, hasta ahora no había sido encontrado en la especie del erizo norteafricano (Atelerix algirus vagans), común y protegido en Baleares.

El estudio es fruto de los trabajos de fin de grado de Biología de Sofía Delgado en 2015 y de Alejandro García en 2018 en la UIB.

Delgado hizo su trabajo sobre los gusanos parásitos presentes en los intestinos de los erizos que llegaban muertos al Consorci per a la Recuperació de la Fauna de les Illes Balears (Cofib). El interés del estudio se centraba en el hecho de que las enfermedades producidas por los parásitos han sido señaladas como una de las posibles causas de la gran mortalidad de los erizos, junto con los atropellos en las carreteras. El estudio, dirigido por la doctora Claudia Paredes, profesora del Departament de Biologia de la UIB, permitió identificar cinco especies de parásitos mediante el uso combinado de análisis morfológicos y genéticos.

Siguiendo la misma línea de investigación, Alejandro García realizó su trabajo de fin de grado, también bajo la dirección de Claudia Paredes. El trabajo de ambos graduados ha permitido analizar los datos recogidos sobre los erizos que llegaron al Cofib entre enero de 2013 y junio de 2018. Así detectaron larvas de Plagiorhynchus cylindraceus, siendo la primera vez que esta especie de parásito se confirmaba en Baleares.

García y Delgado explicaron este martes que «la infección en el erizo responde a que las cochinillas -someretes del Bon Jesús, en catalán- comen huevos del parásito en heces de aves infectadas. Cuando los erizos comen cochinillas, quedan infectados. Los gusanos parásitos suelen penetrar en los intestinos de sus huéspedes y, especialmente en los ejemplares más jóvenes, pueden causar infecciones que, en algunos casos podrían llegar a ser mortales. Si no son mortales, lo que parece claro es que pueden provocar dolor en el erizo infectado y afectar a su metabolismo y a su capacidad energética».

En este sentido, la infección del erizo es accidental y, en cualquier caso, significa que tiene que haber otra especie afectada. Existe un riesgo, aunque bajo, de que el parásito pueda llegar a transmitirse a los humanos, tal como ha ocurrido en los Estados Unidos con niños pequeños que han ingerido cochinillas.

Claudia Paredes destacó el esfuerzo y las ganas de investigar de Sofía Delgado y Alejandro García, que, con sólo 26 y 23 años, respectivamente, han visto publicado su trabajo a nivel internacional.