Jaume Gibert, Jaume Massot y Eugenio Hidalgo, en el banquillo. | Jaume Morey

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Una condena simbólica a Jaume Massot cierra el ‘caso Andratx’ doce años después. El juzgado de lo Penal número 2 de Palma ha dictado la última sentencia del caso, por la pieza 37 de las más de 75 que llegó a tener el sumario que inauguró los grandes casos de corrupción en Balears.

El juicio se celebró el pasado mes de noviembre y fue un acuerdo entre acusaciones y defensas, como lo han sido el grueso de las causas que llegaron a juicio. Massot, el ex director general de Urbanisme del Govern y jefe del área en el Ajuntament, suma otro delito de prevaricación urbanística. Sin embargo, como ocurre desde que se le impuso la segunda condena por ese mismo tipo penal hace ocho años, no añade más castigo: ya cumplió condena en prisión por un delito continuado y esta última se incluye en la pena que ya ha saldado.

Junto a Massot se sentaba en el banquillo de los acusados otro de los habituales del caso, el asesor jurídico del Ajuntament, Ignacio Mir. La Fiscalía y la acusación particular, que representa al Ajuntament d’Andratx retiraron los cargos contra él, que fue absuelto.

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El fondo de este pleito es un calco de la otra treintena de piezas que han acabado en juicio. Un matrimonio de la localidad tenía una parcela en suelo rústico protegido. Todo lo que había en la finca eran unas ruinas de una construcción que se había derrumbado y que llevaba años abandonada.

En ruinas

Al menos constaba que ese inmueble eran unas ruinas desde 1984. Legalmente no se podía construir allí. Sin embargo, pidieron licencia y el Ajuntament se la dio tras un informe previo que certificaba que se trataba de suelo con una protección más leve de la que en realidad tenía. Con ese informe favorable, los dueños de la finca consiguieron licencia, por la amistad entre el arquitecto que les hizo el proyecto y Massot. De esta pieza no ha derivado ninguna responsabilidad civil.

El antiguo jefe municipal de urbanismo recibió su primera condena firme a raíz del caso en 2009, dos años después del estallido. Tanto él, como el exalcalde, Eugenio Hidalgo, y el celador Jaume Gibert ingresaron en prisión. Todos ellos cumplieron hace años las condenas y se encuentran ya en libertad.