Pau de Vílchez, en Katowice. | UIB

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«La situación es gravísima, no hay margen para el ‘ya veremos’. Está en nuestras manos cambiar esta situación». Con estas palabras resumió este lunes Pau de Vílchez la celebración, la semana pasada, de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Katowice (Polonia), en la que la UIB participó como observadora. De Vílchez es profesor de Derecho Internacional y subdirector del Laboratori Interdisciplinari sobre Canvi Climàtic (Lincc) de la UIB.

El profesor De Vílchez explicó que «vistas las posturas de Donald Trump en Estados Unidos o de Jair Bolsonaro en Brasil, y las presiones sobre Angela Merkel en Alemania, el contexto inicial no era favorable y las posibilidades de fracaso eran reales. Las expectativas no eran muy buenas. Sin embargo, se mantiene un compromiso de la UE en conseguir cero emisiones en 2045-2050, al igual que algunos estados de Estados Unidos. También se ha llegado a un acuerdo sobre el reglamento para cuantificar la reducción de emisiones y sus mecanismos de control. Todo ello es positivo. No obstante, no ha habido acuerdo sobre los mecanismos de cooperación y mercado en el comercio de emisiones. Esperemos que ese acuerdo se consiga en la próxima conferencia, que se celebrará el año que viene en Chile, ya que Brasil, que debía acoger ese encuentro, con la llegada de Bolsonaro a la presidencia se ha retirado de los Acuerdos de París de 2015».

Como se recordará, en París se marcó el objetivo de reducir a final de siglo el aumento de la temperatura por debajo de los 2 grados respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese incremento a 1,5 grados.

Pau de Vílchez destaca que «en la situación actual, nos vamos a un aumento de 3 grados como mínimo. Y Estados Unidos, Rusia, Arabia y otros países no quieren revisar sus objetivos de reducción de emisiones. Si no hay rectificaciones y compromisos claros, ahora mismo es imposible prever si la especie humana podrá adaptarse a las consecuencias del cambio climático. Y también hay que tener en cuenta si las propias medidas contra el cambio climático tienen efectos negativos sobre determinadas poblaciones. En eso tampoco ha habido acuerdo».

El profesor universitario considera urgente que «nos situemos antes del año 2030 en el camino correcto para llegar a las cero emisiones en 2050. Y España no ha cumplido y debe apresurarse. No hay que temer las medidas a adoptar, pues, además de mitigar el cambio climático, pueden ser benficiosas y positivas desde el punto de vista económico. Por ejemplo, en el Reino Unido ya hay 400.000 puestos de trabajo ligados a las energías renovables. En este sentido, hay que tomar la lucha contra el cambio climático como una oportunidad de cara al futuro».