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Esta noche no me llamará Pere A. Serra o Pedro Serra –así le llamábamos cuando lo conocimos– para preguntarme qué noticias pondremos en portada, como había hecho durante muchos años desde que me confió la dirección del diario. Tampoco podremos reunirnos en su despacho de presidente para comentar la actualidad y recordar viejos tiempos. Son cuatro décadas de trabajo en común y de una muy afectuosa e intensa relación personal que empezaron en 1974, cuando asumió la dirección del diario.

Todo cambió en Ultima Hora y en mi vida, y en las de otros ‘jóvenes batidores’ de aquella pequeña redacción, cuando Pedro Serra, lleno de fuerza y energía, empezó una nueva etapa con muchos proyectos que en poco tiempo se convirtieron en una realidad incuestionable. Pedro Serra nos contagió su entusiasmo y su capacidad de trabajo. Ahora, cuando visitamos la muestra que en Es Baluard presenta la historia de los 125 años del diario y está a punto de publicarse el número conmemorativo, es imposible no reconocer lo muchísimo que ha hecho Pedro Serra por este diario. Tenía una imaginación desbordante para innovar y hacer crecer el periódico. Los más veteranos siempre nos acordamos del ‘espíritu del Túnel’, el restaurante donde nos reuníamos a cenar cada semana para hablar de periodismo y nuevos retos.

Tenía un ímpetu arrollador. Siempre buscaba las exclusivas periodísticas y los éxitos del diario en todos los ámbitos. El secreto fue su gran capacidad creativa y su dedicación al trabajo, sin regatear esfuerzos. Era el último en abandonar la redacción y uno de los primeros en llegar. Cada noche no podía regresar a su casa sin llevarse el ejemplar del día recién impreso.

Durante años compartí con él la visita a la planta impresora de Son Castelló para ver el inicio de la tirada, no siempre exenta de algunas sorpresas, cuando se rompía el papel una y otra vez, o fallaba el sistema eléctrico. Eran momentos duros, pero que solo le impulsaban a mejorar el diario constantemente. Sin locuras y solo cuando las circunstancias económicas lo fueron permitiendo. Así vinieron con él los cambios de sedes, las nuevas rotativas, las nuevas tecnologías y unas redacciones cada vez más competitivas. Pedro Serra era empresario, pero sobre todo era periodista. Como director y como editor, lo que más le interesaba era la información, conseguir exclusivas, hacer ediciones especiales... Las mañanas en las que la competencia nos sorprendía con alguna noticia que se nos había escapado eran tormentosas. Había que reaccionar y lo hacíamos, trabajando más y mejor. No había otro secreto.

Pero también había tiempo para la tertulia, para las visitas a alguna sala de fiestas o para ir a pescar. En la época de los ‘raors’, cuando el diario ya había salido, poco después de mediodía –todavía era vespertino–, director y redactores íbamos a pescar en su ‘llaüt’. A la vuelta recuperábamos el tiempo perdido en la redacción de Passeig Mallorca o la del Majorca Daily Bulletin, donde Pedro Serra ejercía de director del diario en lengua inglesa y preparaba la edición del día siguiente de Utima Hora.

Los despachos de Pedro Serra, llenos siempre de obras de arte –su otra gran pasión– eran lugares de acogida para todos sus amigos, para los que siempre tuvo abiertas las páginas del diario. Fue siempre amigo de sus amigos, no faltando nunca su llamada telefónica o una nota manuscrita para saludarles y felicitarles. Estaba en todos los detalles, desde enviar unas flores, un libro o una litografía. Y fue especialmente caballeroso con las señoras. Siempre tuvo con ellas unas palabras amables y galantes.

Nada le satisfacía tanto como reunirse con sus amigos para hablar de todo y para disfrutar de la buena comida y los buenos vinos, de los que era un perfecto conocedor. Durante muchísimos años tuvo una apretadísima agenda, con almuerzos y cenas de trabajo cada día. Cuando ya no era director de Ultima Hora, pasaba todas las noches por la redacción del Baleares para corregir páginas. Era el propietario pero quería echar una mano donde hiciera falta. Y, como buen noctámbulo, quería vivir la noche, fumar el último puro y no retirarse demasiado pronto.

Pedro Serra dedicó toda su vida al periodismo y también al arte. Y disfrutó con ello hasta el final. Los que le conocimos y le quisimos no olvidaremos tantos años compartidos y lo mucho que aprendimos de él. Varias generaciones de periodistas estamos en deuda con quien fue nuestro director y editor y que cambió nuestras vidas y la forma de hacer periodismo.

Hoy el diario está de luto y llora su muerte, pero ahí sigue, como él habría querido, contando toda la actualidad y con una noticia que nos llena de tristeza. Se va Pedro Serra pero nos deja su legado, que no olvidaremos. Trabajar con él fue un honor.

Pedro Comas, redactor y director de Ultima Hora con Pedro Serra (1974-2014)