La ferretería La Central lleva más de un siglo sirviendo a los clientes de Palma. | Jaume Morey

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La ferretería La Central cumple 110 años este 2018. Pau Gelabert i Calafell abrió el negocio en 1908, con el nombre de Ca Don Pau. En sus orígenes se fundó como ferretería, droguería, jardinería, etc. y, posteriormente, se fueron incorporando productos para pescadores y marineros.

En el año 1934 Biel Serra, padre de los actuales propietarios, entró a trabajar como mozo en la ferretería. Unos años más tarde compró la mitad del negocio y finalmente se hizo con la totalidad.

Uno de los propietarios actuales, Gabriel Serra, explica que su padre decidió comprar la mitad del negocio, pese a que no iba especialmente bien. Sin embargo, el tiempo demostró que tuvo visión de negocio y poco después, en la década de los 60, se produjo el ‘boom’ del turismo y las cosas empezaron a mejorar.

Actualmente ya se encuentra al frente de la ferretería la segunda generación; de los Gelabert hubo tres generaciones. Oficialmente Gabriel empezó a trabajar en la ferretería a los 15 años, pero desde pequeño corría en su interior con sus hermanos. Por tanto, forma parte de su vida y le tiene mucho cariño.

A lo largo de sus 110 años de historia, La Central ha sufrido varias crisis. Gabriel recuerda que la del 98 «fue fuerte», pero precisa que «la última crisis económica ha sido muy dura, aún se nota». Pese a ello, nunca se han planteado cerrar. Además, avanza que ya hay una tercera generación dispuesta a tomar las riendas, ya que su hija lo sustituirá cuando se jubile.

También precisa que el hecho de haberse asociado a una cooperativa a nivel nacional les ha ayudado a salir adelante, pese a las dificultades económicas.

Los clientes son tratados con mucho mimo en esta ferretería, donde les aconsejan y asesoran. Además, si no tienen un producto les indican donde pueden encontrarlo. Entre sus clientes hay muchos turistas, más que residentes porque ahora son los que predominan en la zona. Gabriel cuenta que nació en Es Jonquet, donde ahora el español se habla muy poco, ya no digo el catalán». Como anécdota recuerda que el exrey de Birmania estuvo en la ferretería y él pidió a la persona que lo acompañaba (era su amigo) que le diese dinero porque iba muy mal vestido, cuando le dijeron quién era no lo creyó y respondió que él era Franco. Al poco tiempo su hermana lo vio en el periódico y, efectivamente, era el exrey de Birmania.

La ferretería La Central tiene una ubicación privilegiada, ya que está en la planta baja de un edificio modernista, que fue diseñado por un alumno de Gaudí y es propiedad de la familia Serra. Además, conservan el mobiliario de sus orígenes, como las antiquísimas cajoneras en las que guardan todo tipo de productos. En este punto, Biel destaca que durante una época incluso vendieron preservativos; vendían muchos a la armada y a los vecinos, ya que les resultaba violento ir a la farmacia a comprarlos. «En definitiva son plásticos», concluye uno de los propietarios de la ferretería.