Miquel Pou, Rodrigo Romero y Virginia Abraham, con la veleta y la cúpula restauradas. | J. Torres

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El área de Infraestructures del Ajuntament tiene lista la restauración de la veleta de la Rosa de los Vientos del Molinar y de su cúpula, a la que ahora se le va a incorporar una novedad: luces LED en su interior para que esté iluminada por las noches.

Esta es la primera vez que se restaura está veleta, convertida en un símbolo de la barriada y bautizada como el ‘Corb Marí’ por los vecinos, que llevaban años reclamando su arreglo. El responsable de la restauración y encargado del parque móvil y del almacén municipal, Miquel Pou, recuerda que la veleta, que representa un pájaro, se desmontó a finales de mayo y se espera volver a instalarla en su sitio a finales de marzo. El trabajo de restauración está acabado, pero ahora los técnicos están haciendo pruebas con la iluminación para que la estructura pueda iluminarse por la noche.

Los vecinos del Molinar se quejaban de que la veleta estaba en mal estado y no giraba, como consecuencia del óxido que se había acumulado. No obstante los técnicos no tienen claro hasta qué punto giraba en su momento, «pues debido a la aerodinámica del pájaro y a su gran peso dudan de que pueda girar demasiado», afirma Pou.

Lo más costoso del proceso fue, seguramente, su desmontaje, explica Pou. La pieza está situada a unos 25 metros de altura sobre un mosaico por debajo del cual circulan tuberías y por eso primero se intentó retirarla mediante una plataforma elevada de unos 30 metros y con un camión grúa, «pero el viento dificultó el trabajo y finalmente se consiguió retirarla interviniendo desde dentro de la estructura». También hubo que desmontar la cúpula pues estaba anclada a la veleta con tornillos.

En la cúpula se han realizado algunas adaptaciones, como colocar rodamientos nuevos y una engrasador automático para que la veleta esté permanentemente lubricada. El pájaro, que tiene 2,5 metros de envergadura y un eje de 5,5 metros, está hecho con una fundición de aluminio sobre un eje de acero inoxidable y con el tiempo se ha ido filtrando agua en el aluminio, que se ha oxidado y se han provocado grietas.

Por tanto, detalla Pou, «la intervención consistió en sanear el aluminio, rellenar las grietas y cubrirlo con una capa de pintura especial; también se han cambiado los dos rodamientos que lleva en el centro y se han colocado cojinetes nuevos en el eje».

El presupuesto final de los trabajos será de entre 1.900 y 2.300 euros, gracias a que se ha realizado con personal municipal, explicó el regidor de Infraestructures, Rodrigo Romero.