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La gente se prepara para votar el domingo, pero grupos de la vanguardia de Unidos Podemos ya trabajan en el día después y en lo que ocurrirá durante el verano. Para estos grupos, intelectuales de élite de los podemitas, el sorpasso del 26-J al PSOE, que dan por hecho, «es sólo el primer paso de lo que va a venir». Entre estos grupos de análisis también hay miembros de la formación en Balears, porque los próximos movimientos tácticos también podrían afectar al Govern Balear y a Cort.

La situación está así: conforme a la práctica totalidad de encuestas, el PP será primera fuerza; la segunda serán las huestes de Pablo Iglesias; la tercera el PSOE y la cuarta Ciudadanos. Sin embargo, en número de escaños, o al menos en votos, los dos partidos de izquierdas pueden superar claramente al centro derecha y, además, con serias posibilidades de poder pactar con los partidos catalanes y vascos. El resultado sería Pablo Iglesias presidente. Pero en Podemos no se chupan el dedo, saben que la actual cúpula del PSOE jamás hará premier a Iglesias. Jamás. Ni lo quiere Pedro Sánchez («si es que salva la silla»), ni Susana Díaz, ni el parque jurásico (Felipe González, Alfonso Guerra, Rodríguez Ibarra...).

La solución más lógica desde una óptica de juego de contrapesos de cúpulas y de élites del poder, es que el Rey propicie un Gobierno de coalición PP-PSOE-Ciudadanos, naturalmente sin Rajoy, presidido por un joven miembro del PP aceptado por todos. Desde una perspectiva palaciega, es la salida perfecta para superar el atasco. El PSOE asumiría los Ministerios sociales y el PP los económicos. Todo cuadra. Otra posibilidad es que el PSOE se quedase fuera del nuevo Ejecutivo pero permitiese gobernar al PP....al fin y al cabo sería lo mismo.

Pero este es el movimiento de piezas que está esperando Podemos. Porque su objetivo fundamental a muy corto plazo no es el poder, sino quebrar el aparato del PSOE, ponerlo contra la espada y la pared. Podemos sabe que las bases socialistas rechazan una entente con el PP. «Les repugna tanto como a nosotros. No lo soportarán. La dignidad de izquierdas de miles de militantes socialistas sufrirá un golpe terrible». Así, «ver al PSOE pactando con el PP bajo la bendición de Felipe VI será el final para la actual cúpula socialista que acepte este acuerdo contra natura».

A partir de ahí, Podemos irá a provocar la ruptura interna socialista. ¿Cómo?

Los podemitas contraatacarán en los gobiernos autonómicos acorralando a los barones socialistas: Valencia, Aragón, Balears, Castilla la Mancha....Rompiendo pactos y gobiernos de izquierdas y obligando a los socialistas también a pactar con el PP en este segundo escalón. Las bases socialistas (el propio PSIB) «no lo soportarán. ¿Alguien se imagina a Francina Armengol codo con codo con Antonio Gómez y con Pericay? Conociéndola, conociendo a los suyos, antes se plantarán que aceptar este trago de aceite de ricino insoportable. Sería el deshonor y la vergüenza. Y eso mismo les pasará a miles y miles de socialistas, muchísimos de ellos cargos intermedios, en toda España».

¿Cómo podrá responder la cúpula madrileña del PSOE casada con el PP a la ofensiva de Podemos en las autonomías?: «No tendría otro remedio que ordenar una embestida de los concejales del PSOE en los Ayuntamientos donde Podemos tiene la alcaldía. Pero esta orden «ignominiosa, inaceptable para los que tienen corazón de izquierdas, convertiría el partido socialista en un polvorín. Sería en realidad la señal para que estallase la revuelta interna. Sería el suicidio de la cúpula amiga del PP».

Este es, «exactamente», el campo de batalla que prefieren los podemitas y que en realidad ya han elegido. Creen que buena parte del aparato socialista y de sus bases se negarán a mezclarse con el PP en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Están convencidos de que «el PSOE acabará levantándose contra sus dirigentes en muchos lugares de España. Y en este momento el PSOE se romperá a todos los niveles, el Gobierno de coalición entrará en crisis y el país estará maduro para el giro total hacia la izquierda en unas nuevas elecciones generales, como máximo dentro de dos años».

Los polemitas se ríen «sólo de pensar que la cúpula del PSOE se cree que ellos son el partido centrado que equilibra la política española y pueden pactar con quien más les convenga. No comprenden que su existencia deja de tener sentido si se mezclan con el PP. Si la cúpula del PSOE cae en este inmenso error, se quedará sin partido».

Desde la estrategia podemita, las elecciones del domingo son sólo un paso más en su camino hacia el poder. Por el camino ya se han unido a las Mareas, a Compromís, a Més, a Izquierda Unida...Y ahora le toca el turno al PSOE. Para los podemitas, obtener el poder el próximo domingo no es prioritario. Lo importante es poner los cimientos para «dejar en evidencia a la cúpula socialista, y encender la llama interna en su aparato» para finalmente unir a los socialistas a nuestra dinámica. La actual dirección del PSOE es último obstáculo serio que le resta a Podemos antes de llegar a Moncloa.

Esa es la verdadera batalla del 26-J. Que el PP logre apuntalarse en el poder un par de años más con la punta de los dedos, con o sin Rajoy, es para ellos accesorio, secundario, superable. Su verdadero objetivo es aglutinar a toda la izquierda en torno a Pablo Iglesias y...esperar el momento oportuno para «lanzar el asalto a los cielos». Leninismo es estado puro, eso sí, adaptado al siglo XXI, con todo el ropaje y la pompa socialdemócrata que haga falta.