Nicolau, Rabassa, Fermoselle y García-Delgado este martes durante el acto organizado por ARCA. | Joan Torres

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Si alguien está llevando a cabo una oposición férrea contra el derribo del monumento al crucero Baleares de sa Feixina es, sin dudas, ARCA. Desde que el Ajuntament anunció su demolición, tanto la asociación conservacionista como otros colectivos de la sociedad civil (entre los que se encuentra la plataforma ‘Salvem sa Feixina') han exigido que el memorial se mantenga por motivos patrimoniales, artísticos e históricos.

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La sede de la entidad acogió este martes una mesa redonda que, en palabras de la portavoz de ARCA, Àngels Fermoselle, «no es el primer acto ni el último en defensa de sa Feixina». Allí participaron tres arquitectos que se han manifestado a favor de conservar el monumento: Pere Nicolau, Pere Rabassa y Carlos García-Delgado. Durante el debate se valoró la calidad de la obra, diseñada por Francisco Roca Simó, se argumentó la necesidad de evitar la destrucción de patrimonio y se recordó a las administraciones que tienen la responsabilidad de crear espacios de debate sin caer en «urgencias políticas».

Carlos García-Delgado, por ejemplo, criticó que el argumento de Cort a la hora de llevar a cabo el derribo sea su contenido ideológico, ya que «la arquitectura no es fascista: fascistas sólo lo son las personas». Por su parte, Pere Nicolau aseguró que el contenido político o ideológico del monumento hubiera acabado perdiéndose a nivel popular. Sobre los informes técnicos que justifican la demolición por una falta de valor patrimonial, el diseñador del Parc de la Mar opinó que se trata de personas «complacientes con el poder». En ese sentido intervino, precisamente, Pere Rabassa, quien reivindicó la necesidad de que «las administraciones velen por mantener el patrimonio» y «abran un espacio de análisis científico» que pondere «la pérdida de memoria histórica que supondría la desaparición» del monumento.