Momento en que los ‘prohoms’ y ‘sobreposats’ se dirigen a colocaa la imagen del Sant Crist en el primer escalón del presbiterio, tras recorrer la nave central del templo. | Jaume Morey

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Un año más, la iglesia de la Anunciació de Palma se llenó el Miércoles Santo de fieles que querían asistir a uno de los actos más tradicionales y que se viven con mayor fervor de la Semana Santa palmesana: el Davallament del Crist de la Sang.

Pasaban pocos minutos de las once de la mañana cuando se produjo el momento más esperado y los prohoms (encargados de custodiar la imagen) y los sobreposats (portadores del Sant Crist) procedieron a bajar la imagen del camarín según manda la tradición. La iglesia estaba abarrotada de gente, que incluso se molestó cuando tuvo que retirarse del pasillo central para que pudiera pasar la imagen del Sant Crist, recibida por los fieles con un caluroso aplauso y sentidos gritos de «¡Viva!».

El Davallament se produjo una vez oficiada la misa por el prior de la iglesia de la Anunciació, Lluc Riera, a las diez de la mañana, y del Vía Crucis. Durante esta hora no paró de entrar y salir gente de la iglesia.

Como es habitual, la mayoría de personas que acudieron al Hospital General pasaron a venerar la imagen del Crist que, tras recorrer la nave central, situaron en el primer escalón del altar mayor. A lo largo del día miles de personas desfilaron por la plaza del Hospital General y se llegaron a formar colas, para venerar la imagen. Además, durante la jornada de este jueves aún se podrá rendir culto al Crist, hasta minutos antes de que empiece la procesión del Crist de la Sang.