Marisé Fernández ve «venganza» en la decisión de demoler el monumento. | M. À. Cañellas

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«Estamos todos conmocionados con lo que hacen los talibanes con Palmira, pero aquí quieren hacer lo mismo: Palma es Palmira». Marisé Fernández Segade, antigua presidenta de la asociación de vecinos de Jaume I, se muestra así de contundente ante la decisión de Cort de retirar el monumento al crucero Baleares de Sa Feixina.

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Para Fernández, el monumento es «el recuerdo de una tragedia, no un símbolo político». Además, según esta líder vecinal, se trata de una estructura valiosa también por su carácter arquitectónico, ya que «es la única representación de la escuela Bauhaus que hay en Mallorca».

Por eso, ve «rencor» y una «venganza» en la retirada por parte de los políticos: «vengarse de una piedra es anacrónico». Preguntada por una posible falta de reconciliación entre los dos bandos de la Guerra Civil, Fernández afirma que «ya han pasado ochenta años. Si no ha habido reconciliación ha sido porque los gobernantes no han querido que la haya».