La Rueta de Palma derrochó originalidad entre las numerosas comparsas, protagonizadas por niños y adultos, que lucieron creativos disfraces en un animado recorrido por el centro de Ciutat. | Jaume Morey

TW
0

La Rueta de Palma derrochó originalidad entre las numerosas comparsas, protagonizadas por niños y adultos, que lucieron creativos disfraces en un animado recorrido por el centro de Ciutat.

Público y gente disfrazada se mezclaban entre talleres infantiles, actuaciones musicales y una gran animación callejera. Desde la avenida Jaume III hasta la Plaça del Mercat, incluyendo el passeig del Born, la Plaça de la Reina y la Plaça Joan Carles I, se convirtió en una pasarela de gente yendo y viniendo.

Niños y niñas vestidos de princesas, piratas, spidermans, vaqueros, galletas, mariquitas, vikingos, marineros, campanillas, payasos, indios, etc., bailaron al ritmo de la popular Maria Bimbolles sobre el escenario de es Born. La actuación de Trencaclosques se realizó en la Plaça del Mercat, mientras en la Plaça de la Reina actuaba Eclipse así como Tipitipitop. Por su parte, los artistas del Circ Bover dejaban con la boca abierta a grandes y pequeños con sus espectaculares acrobacias.

Diez premios, o mejor dicho, reconocimientos, adjudicó un jurado compuesto por tres personas entre los grupos y comparsas que destacaban, como ‘Los bolsos de Chanel’, ‘Mrs Potatos’, ‘Cup Cakes’, etc. Para grupos numerosos los pequeños escolares y papás de la Escoleta Mamá Canguro, que quiso celebrar su décimo aniversario disfrazándose todos ellos de ‘101 Dálmatas’, conjunto en el que no faltó la temida Cruella de Vil.

Alegría y, al mismo tiempo, decepción la que recibían los premiados ya que el único regalo, y gracias, eran dos menús infantiles y un menú adulto a repartir entre todo el grupo en el restaurante Hard Rock.

La Sonrisa Médica repartió narices y algunas empresas colaboradoras caramelos, zumos y globos.

Además de los zancudos y payasos, una batucada y la participación del Drac de Na Coca y los Capgrossos de la Sala realizaron un cercavila de lo más animado bajo una lluvia de confeti. Afortunadamente, la única que cayó, ya que el tiempo amenazaba con una ligera llovizna que no empañó el buen ambiente de sa Rueta.
En definitiva, una fiesta en la que lo importante fue participar.