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Román Sanahuja, hijo del propietario de la promotora Sacresa, ha manifestado, en su declaración como testigo ante el tribunal que juzga el caso Can Domenge, que el exvicepresidente del Consell de Malloca Miquel Nadal exigió a la empresa el pago de un soborno -que según ha confesado su padre ascendió a cuatro millones de euros- para que pudiera resultar adjudicataria del proceso.

Sanahuja, quien formaba parte del consejo de administración de la mercantil, ha abierto el turno de declaraciones por parte de los testigos previstos en la vista oral, recordando cómo los miembros de Sacresa Mario Sanz y Joan Maria Pujals le dijeron que Nadal, acusado en esta causa, exigió el dinero. «Lo que me dijeron fue que habíamos ganado el concurso, pero que no nos lo iban a adjudicar, por eso nos pidieron el dinero», ha recalcado.

Al ser preguntado sobre si fue Sacresa la que ofreció el soborno, Sanahuja ha negado este extremo: «Estoy segurísimo de ello», ha manifestado tajante el testigo, quien además ha recordado que la mercantil recibió los pliegos de condiciones del concurso para la adjudicación del terreno antes de su publicación, un trasvase de datos que, ha relatado, partía de Nadal mientras que era el abogado externo de Sacresa, Santiago Fiol, quien los pasaba.

«Teníamos la sensación de que el concurso ya estaba adjudicado»

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Mientras tanto, también ha declarado Mario Sanz, exdirector general de Sacresa, quien ha manifestado cómo antes de que se resolviese el proceso «teníamos la sensación de que el concurso ya estaba adjudicado, esa era la rumorología».

Respecto al presunto soborno, el testigo ha mostrado su «convencimiento» de que fue Nadal quien lo exigió, «pero tengo muchas dudas de a través de quién». «Fue Pujals quien me comunicó que se nos solicitaba el dinero», ha apuntado, a lo que el fiscal Pedro Horrach le ha recriminado que «sí que sabe» quién fue el intermediario, «pero no lo quiere decir».

«Vamos a ver si mi lógica funciona: no va a ser un tercero que pasaba por la calle», ha espetado el fiscal, insistiendo Sanz en que «sé de la petición ñdel sobornoí, pero de la entrega no tengo ni la más remota idea».

El testigo ha recordado que fue en 2004 cuando Sacresa decidió implantar su negocio en Mallorca y «empezamos a mirar operaciones en la isla», y «una de las primeras cosas que hicimos fue seleccionar un despacho de abogados para buscar suelo».