El año pasado se solicitaron 1.324 reagrupaciones, frente a las 5.887 demandadas en 2007, antes de la crisis. Pulsa sobre la imagen para AMPLIAR el GRÁFICO. | ultimahora.es

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Los efectos de la crisis económica son incontables, en especial cuando se trata de los sectores de población más vulnerables, como el de los inmigrantes. Y uno de ellos tiene que ver con las autorizaciones de reagrupación familiar, que han caído un 77 por ciento desde el año 2007.

Como puede verse en el gráfico adjunto, en 2007 se solicitaron 5.887 reagrupaciones familiares, que en 2008, año en que entramos en crisis, ya se redujeron a la mitad y desde entonces han ido descendiendo paulatinamente hasta las 1.324 del año pasado.

Desde la Delegación del Gobierno en las Islas explican este descenso por tres causas: en primer lugar por la inestabilidad laboral que dificulta o impide la acreditación de medios económicos suficientes para sustentar la unidad familiar en España, que es uno de los principales requisitos que se exige para realizar este trámite.

Causas

Además, muchos de los residentes legales (hay que recordar que hubo un proceso de normalización en el año 2005) ya reagruparon a sus familiares durante los años 2006 y 2008.

Por último, hay que tener en cuenta que este trámite está íntimamente relacionado con las autorizaciones de residencia y trabajo inicial por cuenta ajena y al haber descenido éstas de forma importante también descienden los reagrupantes, puesto que son una parte de los solicitantes potenciales. Y es que el primer año son ciudadanos con residencia temporal y trabajo por cuenta ajena inicial y al año siguiente pueden ya solicitar la reagrupación, ya que la ley les obliga esperar un año para iniciar la reagrupación de la unidad familiar más cercana: cónyuge e hijos.

En conclusión, las cifras indican que a lo largo de estos últimos años se ha producido un descenso de residentes, en especial entre los procedentes de países iberoamericanos.

Otro dato muy significativo de los efectos de la crisis es la caída en picado de las autorizaciones de residencia temporal y de trabajo por cuenta ajena incial, que son las que obtienen aquellos ciudadanos que vienen a trabajar a España para ocupar aquellos puestos de trabajo que no son demandados por los nacionales.

Lógicamente, explican desde la Delegación del Gobierno, en los últimos años existe en el país suficiente mano de obra en situación de desempleo por lo que, sobre todo a partir del año 2009, se produjo una restricción muy importante del Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura (ver gráfico), que determina las ocupaciones para las que sí se puede contratar gente de fuera y autorizar su residencia mediante este trámite. Por lo tanto se evidencia una adaptación de los flujos migratorios de carácter laboral a la coyuntura económica actual. En 2012 tan sólo se ofrecieron 19 solicitudes de esta categoría, frente a las 7.380 del año 2007.