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No llegará basura de Nápoles, pero es probable que sí llegue de otras zonas de Italia. El Consell maneja hasta siete ciudades europeas de las que traer 100.000 toneladas de basura en 2013 que acabarán quemadas en la planta de Son Reus. Se trata de Florencia, Roma y Pescara, en Italia; Dublín y Cork, en Irlanda, y Derry y Hull, en el Reino Unido.

Las basuras llegarán una vez por semana en barcos de tipo bañera capaces de transportar entre 3.000 y 3.500 toneladas. Lo harán con casi total seguridad en el puerto de Alcúdia y las basuras se transportarán de allí hasta la planta de Son Reus.

Tratamiento previo

Según explicaron ayer fuentes del Consell, las basuras llegarán embaladas y previamente tratadas, por lo que no se corre el riesgo de transportar materiales que contengan lixiviados o productos contaminantes de ningún tipo. En principio, los trámites burocráticos harán que hasta mediados del año que viene no lleguen residuos por lo que la previsión es que lleguen 100.000 toneladas en un primer año. Las previsiones es que en años posteriores puedan llegar el doble.

La planta incineradora tiene capacidad para quemar 700.000 toneladas anuales, pero el año pasado apenas se superaron las 500.000 por lo que aún queda capacidad para incinerar otras 200.000 que vendrían de Europa.

Según las estimaciones que ha realizado el Consell, la importación de estas 200.000 toneladas reportará unos ingresos de ocho millones de euros que se descontarán de la tarifa. Se estima además que la llegada de residuos tratados procedentes de Europa generará un volumen de negocio de unos 14 millones de euros anuales.

Los ingresos

De estos, 10 corresponden a las labores de logística y transporte y los cuatro restantes, a las industrias auxiliares y de servicios.

Antes de embarcar los residuos, las directivas europeas obligan a realizar un plan de vigilancia ambiental que descarte que entre las basuras tratadas haya algún tipo de residuo peligroso. También se hace una selección previa en plantas de tratamiento y en ocasiones los residuos llegan ya triturados. De hecho, la Unión Europea prohíbe el tráfico de residuos en bruto y por eso deben tratarse y embalarse previamente.