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La dicotomía en la que vive el aeropuerto palmesano cada verano viene condicionada por el incremento espectacular de vuelos y frecuencias, que en el caso del mercado español es todavía más visible, puesto que se pasa de estar conectado con 17 aeropuertos en los meses de invierno a 37 en plena temporada estival, es decir más del doble, siendo el motor de AENA en los meses de julio y agosto.

Este hecho, sin embargo, no hace más que constatar que la estacionalidad con este mercado se agudiza de un año para otro, más en este ejercicio como consecuencia de la crisis económica que afecta a nuestro país, ya que este incremento espectacular de vuelos y frecuencias se concentra en sesenta días, del 15 de julio al 15 de septiembre.

Aeropuertos

En el gráfico adjunto se puede apreciar los aeropuertos de conexión durante todo el año y los que sólo operan en los meses estivales. Las compañías aéreas tienen que programar sus vuelos desde León, Logroño, Pamplona, Badajoz, Salamanca, Ciudad Real, Murcia o San Sebastián prácticamente en un tiempo récord y con frecuencias mínimas, una o dos por semana, ya que la demanda no es suficiente para incrementarlas.

Gracias a esta apuesta de las compañías aéreas y de los grupos turísticos españoles, caso de Globalia, Orizonia, Barceló o Piñero, Palma logra su máxima conectividad aérea con la Península y Canarias en vuelos «no stop», es decir sin hacer escalas.

El único problema que subyace de esta situación, es que de un año para otro se ha acentuado la estacionalidad y para años venideros la situación puede agudizarse aún más.