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Ramon Bassa, profesor del Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la UIB, aseguró ayer que «no le veo sentido» a la intención del Govern de separar dentro de una misma clase a los escolares que vayan a aprender a leer y escribir en catalán o en castellano, en función de plan de libertad de elección de lengua. «Primero no lo veo factible materialmente, por una cuestión económica, pero además pedagógicamente no tiene sentido, por no hablar de que en muchos casos se molestarán unos a otros», aseveró el profesor y recordó que «una experiencia igual ya se puso en marcha en Catalunya en los años 70 en algunos centros y la dejaron porque no fue bien». «Entre otras cosas descubrieron que el salir al recreo los niños que estudiaban en diferentes lenguas ya no se relacionaban. Fue entonces cuando Catalunya se fijó en el modelo canadiense de inmersión lingüística y fue el que adoptó».


Orden de 2004
Con respecto al interés del Govern por el modelo suizo, el profesor recordó que «este país invierte casi tres veces más del PIB (el 8%) que aquí (el 2,3%) en enseñanza». Antes que el modelo suizo, Bassa ve mejor imitar el modelo sueco, «donde todos aprenden sueco e inglés, pero luego cada niño tiene la oportunidad de estudiar fuera del aulas su lengua familiar para no perderla».
También desde el Stei-i se rechazó este modelo elegido por el Govern. Maria Antònia Font declaró que «no es operativo a nivel pedagógico el que los niños no tengan las mismas experiencias dentro del aula» y recordó que «la atención a la diversidad está regulada por un decreto y su objetivo es poder incorporar al alumno al proyecto de la clase, no tenerlo alejado siempre».
«Los docentes -dijo- no están de acuerdo con hacer grupúsculos dentro de una clase, separados por cortinas, como establecía la Orden de 2004». Y añadió que «la UIB está formando a los maestros en una educación globalizada en Infantil, lo que quiere decir que se enseña a leer y escribir a lo largo de todo el día, no sólo en unas horas concretas».