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«El me convenció de que debíamos seguir», recuerda Gabriel Cañellas refiriéndose al primer contacto que mantuvo con Manuel Fraga Iribarne. Corría el año 1979 y fue durante el cuarto congreso del Alianza Popular en Madrid. Después vendrían muchos más. Cañellas, junto con Abel Matutes, es de los pocos insulares que mantenían un contacto asiduo con El león de Perbes . También durante los últimos años el exsenador autonómico Joan Huguet también mantuvo largas conversaciones con el político fallecido.

Los primeros años de la democracia no fueron sencillos. Cañellas evoca el «incidente lamentable» en el palmesano Palau d'Esports, cuando un grupo trató de reventar el mítin de la Alianza Popular que concurrió en las elecciones de 1979. «Para salir adelante», rezaba el lema de la campaña que compartió con Matutes, Josep Cañellas, Joan Casals y Antoni Buades. El exministro bajó del estrado para enfrentarse con los que protestaban por su presencia. El altercado no fue a mayores.

«Tenía una inteligencia privilegiada», comenta Gabriel Cañellas, el cual destaca que «era una persona que sabía crear una corriente de afecto hacia él. De él aprendí la frase de que 'los míos con razón y sin ella'. Nunca dejaba de ser amigo de sus amigos, era una hombre que se hacía querer. Por él yo hubiera hecho cualquier cosa», añadiendo a continuación de «en contra de los que pudiera parecer, en la distancia corta era muy afable. La gente se le acercaba de manera espontánea».

Honrado y austero

Abel Matutes, por su parte, recuerda que «le conoci en 1964, cuando me concedió la Medalla al Mérito Turistico, aunque concidimos después en Londres cuando ya preparaba la creación de Convergencia Democrática. Era un estadista, un trabajador infatigable y muy inteligente».

«Con los tiempos que corren es oportuno recordar que Fraga era un político honrado y austero», señala Matutes, el cual cada mes mantenía un encuentro con el político desaparecido. «Era muy amigo de sus amigos», comenta.

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