Marineros norteamericanos comiendo ayer paella en pleno centro de Palma. Fotos: P. BOTA

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El regreso de los portaviones de EE UU a Mallorca, al cabo de seis años desde su última escala, ha supuesto un cambio radical de escenario para los miles de marineros que descansan unos días en tierra de su trabajo militar en el Mediterráneo. Ya no hay uniformes por la ciudad, los grupos no suelen sobrepasar de cuatro integrantes, y en su mayoría se trasladan a Magaluf y Playa de Palma con gran discreción y atuendos que los hacen intercambiables con el turismo europeo que ya está llenando la Isla.

La recomendación de seguridad para los tripulantes es evidente cuando el portaaviones USS Enterprise ha fondeado en la bahía de Palma esta semana.

No llamar la atención
Ataviados con la misma ropa veraniega que los miles de visitantes españoles y europeos que copan Mallorca, en grupos reducidos y llamando la atención no más que por hablar inglés con claro acento norteamericano, los marineros transitan discretamente por el centro de Palma pero especialmente se hacen conducir en autocares a zonas de gran oferta turística como el enclave calvianer de Magaluf, donde disfrutan de playa y locales de ocio desde la mañana hasta medianoche, pues salvo permiso especial deben pernoctar en su barco.

La presencia escalanoda de los miles de marineros del portaaviones en el entorno de la bahía palmesana se ha distinguido hasta hoy por la ausencia de incidentes. Así, Ultima Hora ha constatado que en zonas conflictivas de Calvià como Punta Ballena y sus alrededores, los marineros del USS Enterpriese han sido clientes de los locales de comida y de aquellos en los que suena la música y se sirven bebidas, sin que conste ningún problema en el que se hayan visto envueltos.

En Palma la situación ha sido similar en cuanto a la discreción de los tripulantes, con el añadido de que una parte de ellos ha optado por alojarse en hoteles.

Entre los taxistas palmesanos hay coincidencia al señalar que «no hay nada que te haga recordar a las anteriores visitas de los norteamericanos, y de hecho hay que fijarse mucho para saber que son ellos a los que transportas».