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El director general de IB3, Pedro Terrassa, marcó ayer en el Parlament, durante su primera comparecencia ante la comisión de control del ente, sus objetivos más inmediatos: paz laboral, llegar a final de año con déficit cero e incrementar la audiencia pese al recorte de gastos. Terrassa, que sustituyó el pasado julio a Antoni Martorell, se esforzó por lanzar un mensaje conciliador y de colaboración y hasta admitió que, en la anterior etapa, había cargos en la dirección que ejercían «cierto control político».
Acompañado de la subdirectora y directora de los informativos, Nekane Domblás; del director de antena, Jaume Grau, y del director de la radio autonómica, Daniel Bagur, Terrassa afirmó que se podía ser ambicioso pese a los recortes presupuestarios y no esquivó las proguntas sobre la situación laboral de la empresa que, en estos momentos, se encarga de los informativos. Afirmó que le preocupaba el entorno laboral y que ese asunto «es uno de los principales problemas que tiene la casa». Destacó la importancia de tener al personal motivado, elogió la labor de la directora de informativos y abogó por un sistema mixto de producción propia y extrenalización para la candena y para los informativos.
Plantilla mínima
Dijo que defendía la existencia de una plantilla mínima, aunque la situó entre 25 y 50 personas. A preguntas de la oposición, admitió que dos de los cargos directivos de la etapa de Martorell que han sido reubicados (Matías Salom, nombrado a propuesta del Bloc, y Antoni Capellá, del PSIB), «eran cargos de cierto control político y ahora trabajan».
Durante su comparecencia, la diputada socialista Rosamaría Alberdi (que es secretaria de Organización del PSIB) le expresó su malestar por el trato que se había dado al aborto y a la prostitución en el espacio '971'. Terrassa afirmó que él compartía ese malestar y que ya había dado instrucciones para que eso cambiara y no se «banalizaran» estas cuestiones. Dijo que se había disculpado ante el Institut Balear de la Dona, que se quejó.