Los centros de salud de las Islas están totalmente informatizados y la tarjeta sanitaria es utilizada por los médicos (en la imagen de archivo, una doctora de Menorca), para acceder al historial médico del paciente y hacer recetas.

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Uno de cada cinco usuarios de la sanidad pública balear es de nacionalidad extranjera. En concreto un 20,23 por ciento del total de los usuarios de la red sanitaria del Servei de Salut (IB-Salut) ha nacido fuera de España.

A 30 de junio de este año un total de 1.040.913 personas residentes en las Islas disponían de tarjeta sanitaria -823.009 en Mallorca, 87.652 en Menorca, 130.252 en Eivissa y Formentera-, de los cuales 210.645 son extranjeros, según los datos facilitados por el Servei de Salut (IB-Salut).

En comparación al mismo periodo del año pasado las tarjetas sanitarias expedidas por el Servei de Salut (IB-Salut) se han incrementado en casi un 1 por ciento con 6.641 altas más que en 2009 pasando de 1.034.272 tarjetas sanitarias a 1.040.913.

Extranjeros

El incremento de extranjeros con tarjeta sanitaria del Servei de Salut, con respecto a 2009, es del 1,05 por ciento ya que han pasado de 208.455 tarjetas sanitarias expedidas a personas nacidas fuera de España durante el año pasado a 210.645 a finales de junio de 2010.

Un 12,80 por ciento de los extranjeros que utilizan los servicios sanitarios son personas sin recursos, en concreto 26.968 de los 210.645 que cuentan con la correspondiente identificación sanitaria.

Las personas que demuestran situación de pobreza, sean españoles o extranjeros, pueden contar con la correspondiente tarjeta sanitaria, siempre que estén empadronados en las Islas.

De los 210.645 inmigrantes que cuentan con tarjeta sanitaria, 167.625 residen en Mallorca; 12.132 en Menorca y 30.888 en Eivissa y Formentera.

«Los extranjeros tienen que acreditar, cada dos años, que continúan residiendo en las Islas para poder continuar siendo atendidos en lo sanidad pública balear», explica el doctor Joan Pou, subdirector Asistencial de Atención Primaria y el 061.

«Cada dos años mandamos cartas a los residentes extranjeros -al domicilio acreditado al obtener la tarjeta sanitaria- y les pedimos que acudan a su centro de salud para demostrar que continúan residiendo en las Islas y si es así se le renueva la tarjeta», especifica Pou.

En caso contrario la tarjeta sanitaria es dada de baja y su titular no podrá utilizar los servicios sanitarios públicos de las Islas porque se supone que están utilizando los de otras comunidades autónomas o de otros países.

Depuración

La Conselleria de Salut i Consum, a través del Servei de Salut (IB-Salut), dio de baja en 2008 un total de 40.000 tarjetas sanitarias tras cotejar los datos con las comunidades de Andalucía y Valencia, tras recibir una comunicación del Sistema Nacional de Salud (SNS) en la que se informaba de que había ciudadanos que constaban de alta al mismo tiempo en las Islas y en las otras dos comunidades autónomas.

Lo que se hizo fue cotejar los datos entre las distintas autonomías y posteriormente dar de baja en las Islas a las personas con doble tarjeta que constan de alta en las comunidades de Andalucía y Valencia con una fecha de última modificación posterior a la que constaba en la base de datos del IB-Salut.

«Lo que hicimos fue dar de baja las tarjetas duplicadas y remitir una carta -firmada por el director general del Servei de Salut, Josep M. Pomar- en la que se informaba de la situación de los titulares de las tarjetas sanitarias que estaban en esta situación», indica Pou y al mismo tiempo se remitieron cartas a los médicos que tenían pacientes en esta situación para que supieran lo que estaba pasando.