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La Conselleria d´Afers Socials ha puesto en marcha un paquete de medidas destinadas a facilitar la emancipación de los chicos y chicas que durante años han estado tutelados por la administración y que al alcanzar la mayoría de edad se encuentran sin red familiar, ni social y sin referentes que les ayuden a iniciar su vida de adultos.
La consellera del ramo, Josefina Santiago, explica que cuando un menor se encuentra en una situación de desamparo o de riesgo (por maltrato, abuso, negligencia extrema, ...) pasa a ser tutelado por los consells insulares. «Y normalmente se intenta que pueda volver en algún momento con su familia de origen o que sea acogido por algún familiar, pero este retorno no siempre es posible». Por tanto, algunos alcanzan la mayoría de edad bajo la tutela de la administración (en 2008, fue así con 12 jóvenes).
Pisos
«Por eso creímos que debíamos hacer algo para ayudarles llegado ese momento y, aunque hay algunos pisos de emancipación que llevan algunas entidades, intervenir de forma más contundente». Fue así como se plantearon tres tipos de programas. El primero es la apertura de más pisos de este tipo. «Por ahora ya tenemos uno marcha y otro se está equipando. Estas viviendas son una buena salida durante dos o tres años, hasta que consiguen emanciparse. Muchos encuentran un trabajo o cobran una renta mínima, por lo que podrán aportan parte de los gastos del piso», explica.
Otro programa es la creación de la figura de las 'empresas puente', que son aquéllas que se comprometen a, durante unos meses al año, ofrecer un trabajo remunerado a estos chicos para que comiencen a tener experiencia laboral.
Por último, el proyecto más ambicioso es el de las llamadas 'familias puente' que, al igual que las empresas, se comprometen con la administración a, durante uno o dos años, supervisar o facilitar la emancipación del joven. «No se trata de una acogida, pues el chico no vive con esta familia, pero sí le presta todo el apoyo necesario, moral, económico o el que haga falta», aclara. «El objetivo es desinstitucionalizar a un joven que ha estado institucionalizado, facilitarle una red social que le permita este proceso». Estos programas serán muy útiles, por ejemplo, para los menores inmigrantes que llegan solos.
«Con estos tres programas -concluye- se da un paso importante en su emancipación y con un coste relativamente bajo, pues ni empresas ni familias perciben dinero a cambio».