Francina Armengol, en su intervención en el Consell de Mallorca. | Pere Bota

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La presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol, hizo ayer del insularismo bandera y fijó, de forma clara y contundente, su opinión ante el debate suscitado en algunos ámbitos sobre la existencia de la institución o si debería producirse un parón en el traspaso de competencias como propone el PP.
Primero en su intervención inicial, y después en el torno de réplicas a los grupos, Francina Armengol propuso a todos los partidos un «frente común» para reforzar el papel de los consells, defendió que «los consells aún tienen que crecer más» y fue clara al señalar que «si los consells tienen la competencia y el Govern no, sobra la conselleria del Govern». Señaló que «atacar al Consell es atacar lo que nuestra sociedad decidió por consenso» y concluyó su defensa a ultranza de la institución insular precisando que «atacar al Consell es, ni más ni menos que atacar al pueblo de Mallorca y a su identidad».
Bloc y UM: menos Estado
Aunque lo que ayer se celebraba en el Consell de Mallorca era el debate anual de política insular, marcado en esta ocasión por la necesidad de afrontar recortes frente a la crisis, lo cierto es que un debate paralelo sobre el sentido mismo de los consells y sobre la necesidad de definir las competencias entre Govern y Consell, aventado incluso por el propio presidente del PP, José Ramón Bauzá, derivó en un debate que la última reforma del Estatut dejó zanjado.
Jaume Font, que durante los últimos meses había defendido la necesidad de evitar duplicidades y de 'repensar' la institución, acudió al pleno con un discurso un tanto deslavazado en que, de un lado, quería 'contentar' a la plana mayor del partido y, por otro, mantener su propuesta de pacto amplio para lo que queda de legislatura. Armengol se percató y, en un momento dado, optó por dirigirse, sin citarla, a la cúpula del PP y retarle a que si de verdad cuestiona los consells «que sea valiente y presente una propuesta de reforma del Estatut d'Autonomía. El PP defendió que no se asumieran nuevas competencias y que la institución insular fuera «un ayuntamiento de ayuntamientos». A UM sólo le gustó la parte reivindicativa del Consell pero censuró el resto del discurso. UM coincidió con el Bloc en que lo que había que recortar era la Administración central y no la insular.