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La ruptura del pacto de gobernabilidad en el Consell de Mallorca, que es lo que de facto significa la decisión adoptada ayer por la dirección de Unió Mallorquina, deja al descubierto las graves tensiones internas en la institución presidida por la socialista Francina Armengol, que se ve obligada a afrontar el último tramo de la legislatura en minoría. Los nacionalistas responsabilizan directamente de la situación a la presidenta, la cual ha sido incapaz de gestionar un gobierno insular con tres socios en coalición y que, a juicio de UM, ha quedado instalado en la inacción.

El descontento del partido que lidera Flaquer se centra en la falta de habilidad de Armengol, quien ha tratado con un imprudente desprecio a unos socios que le son indispensables para garantizarle el cargo que ocupa desde 2007. El gesto de la presidenta del Consell todavía ha sido más doloroso al producirse en unos momentos en los que importantes dirigentes de UM se encuentran seriamente comprometidos en varios casos judiciales.

A partir de ahora se plantean numerosas incógnitas respecto al futuro político del Consell, el cual dependerá, en buena medida, de la capacidad de la propia presidenta y de Francesc Antich, como president del Govern y como secretario general del PSIB-PSOE, para reconducir la situación. El no resolver la situación generada, aunque ello signifique el tener que gobiernar en minoría en el Consell, garantiza la desestabilización de las principales instituciones "Govern y Ajuntament de Palma" en las que Unió Mallorquina tiene un papel decisivo para la configuración de las mayorías necesarias. Lo acordado ayer por UM es un claro aviso para navegantes. A partir de ahora se pone a prueba la talla de nuestra clase política.