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Las calles de Binissalem volvieron a convertirse ayer por la noche en un inmenso restaurante para 18 mil personas. El plato que se servía: fideus de vermar; la bebida: vino.

Aunque es difícil calcular el número de comensales que ayer cenaron en las calles de Binissalem, existe una manera para obtener un cálculo aproximado. Es según las botellas de vino que reparte gratis el Ajuntament de la localidad a los vecinos. Concretamente, corresponde a una botella para cada cuatro vecinos.

Ya por la tarde, la mayoría de las calles de Binissalem se cerraron al tráfico de vehículos con el fin de que los vecinos las pudieran endiumenjar de la mejor manera y así sorprender a los numerosos invitados. La planta de la uva fue una de las protagonistas a la hora de decorar las mesas.

Los miles de personas que se acercaron ayer hasta Binissalem (alrededor de 18.00 compartieron el 'sopar') tuvieron que dejar sus vehículos en una de las zonas de aparcamiento habilitadas por el Ajuntament aunque fueron muchos los que prefirieron usar el servicio especial de trenes que ofreció SFM con motivo de las fiestas des Vermar.