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Esther es catalana, aunque reside en Mallorca desde hace muchos años, tantos que hace 25 se hizo taxista. Ahora, desde hace 10, es musulmana por haber abrazado el Islam, y ha cambiado su nombre cristiano por el de Amina. Y sigue en el taxi. «Lo que más me molesta -dice- es que, refiriéndose a mí, digan,' mira, una mora taxista', cuando realmente no soy mora, sino catalana, que vive en Mallorca y que es musulmana». Y apostilla, «no todos los musulmanes tienen por qué ser moros».

 

Amina trabaja, generalmente, en la Platja de Palma,«y, a decir verdad, cuando llaman un taxi y aparezco yo, con el velo (hayib) cubriendo la cabeza, se sorprenden un poco, tal vez porque no están acostumbrados. El extranjero, que sí está acostumbrado a la pluralidad, suele preguntar menos que el español. Pero sí, me preguntan. ¿Por qué? Porque, sobre todo los de aquí, relacionan pañuelo con moro. Y si encima les hablo en catalán, se sorprenden más. Y entonces intentan relacionar el porqué de todo esto. Por ello preguntan si mi marido es moro, o si mis padres son árabes, lo cual nada tiene que ver con la realidad, que no es otra que soy musulmana conversa, casada con un mallorquín, también musulmán converso, y que no tiene ninguna conexión con el mundo árabe. ¿Que a qué son debidos estos equívocos? Al desconocimiento de que la religión no tiene nacionalidad»

 

De momento ningún cliente se ha negado a subir a su taxi. Sea de la religión que fuere. Incluso judíos que se identificaron como tales. «Los he llevado, pero sin problemas. Ambos compartimos la descendencia del Libro»

 

Antes de ser musulmana era taxista, como hemos dicho. Pero un día, abraza el Islam y se coloca el pañuelo en la cabeza (hayib), lo cual debió de sorprender a más de uno de sus colegas. «Pues sí; supongo que algunos se sorprendieron; incluso debieron de pensar que haciéndome musulmana, con lo que se ha luchado por los derechos de la mujer, no hacía más que dar un paso atrás. Sí. Seguro que algunos pensaron que si me vestía así era porque me había convertido en una sumisa. Que lo soy, pero una sumisa al servicio de Dios. Y sí; pues tal vez por eso les debió de chocar, pero al final han terminado por acostumbrarse. Yo ya viví una cosa parecida cuando hace 25 años decidí hacerme taxista; entonces muchos me miraban y no lo entendían.».

 

Como musulmana, debe rezar cinco veces al día, «lo cual llevo muy bien. El primer rezo lo hago antes de salir, el del mediodía me coincide con la hora de comer y el resto sin problemas, todo porque el Islam es muy flexible, aunque, a decir verdad, a mí me gustaría coger mi alfombra y extenderla en cualquier lugar para rezar sobre ella.

 

Amina está casa con un musulmán. Como tales son polígamos, lo que significa que pueden casarse con varias mujeres... «Pero no es nuestro caso. Estábamos casados antes de hacernos musulmanes. Y aunque yo se que ahora mi marido tiene un derecho a casarse varias veces, sé también que sólo puede hacerlo con mi beneplácito, si no, no puede. Y en este momento, no lo tiene, lo cual no significa que en un futuro sí lo tenga».