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isfrutar de un chiringuito donde saborear zumos naturales o una suculenta comida en el entorno idílico de una cala natural es un placer asumido en verano, que se prolonga contra viento y marea cuando el tiempo de septiembre lo permite.

Ésta al menos es la opinión de algunos de sus responsables al comprobar cómo la masificación agobiante que caracteriza incluso estos enclaves en verano ha dado paso, en ciertos casos, a una tranquilidad inusual que les devuelve su carácter original.

Los últimos temporales han dejado su huella con torrenteras y un mar normalmente azul o verde que estos días es color marrón. Los días de lluvia ocasionan la ausencia total de clientes, pero todos permanecen abiertos hasta finales de octubre.

Al llegar a Portals Vells, que posee un gran chiringuito restaurante, asoma de nuevo el sol y sorprende la cantidad de coches aparcados junto a la numerosa presencia de yates. «Este verano ha estado a tope, la verdad es que no hemos notado la crisis», nos comenta Jaume, el frente del local.

Algo similar ocurre en la nudista playa de El Mago, donde Pedro, a cargo del chiringuito, asegura que «este año se han dado altibajos y el verano ha sido atípico. Septiembre es bueno si el tiempo lo permite».

En Cala Falcó, Toni, un viejo conocido al frente de un magnífico chiringuito de sabor exótico con una gran fiesta de cumpleaños. «El mal tiempo nos ha afectado mucho, ha venido menos gente habitual este año»

Gabriel Alomar
(texto y fotos)