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Tal y como se anunció meses antes, las vacaciones de la Casa Real en Marivent fueron este verano, que ya termina, las más discretas y austeras que recordamos. Y es que los tiempos no están para despilfarros. El Monarca y su familia se apretaron tanto el cinturón que sólo en una ocasión navegaron en el Fortuna, siendo la Somni la que más funcionó y, desde luego, no más de cuatro o cinco veces.

Y si al Rey sólo le vimos cuando llegó a Palma con su esposa, la Reina, y las noches de la entrega de premios del Trofeo Conde de Barcelona y de cena de despedida, en La Almudaina -en ambas luciendo barba-, de los príncipes de Asturias podemos decir otro tanto. Sólo aparecieron en el paseo que se dieron con sus hijas frente a la Seo, cinco días después del atentado terrorista de Palmanova, transmitiendo tranquilidad; ese mismo día, por la tarde, en el concierto de Jaume Anglada, y el día después de la cena de despedida yendo con sus hijas a visitar un parque acuático. Porque una vez finalizada la Copa del Rey, y hasta la cena de despedida, estuvieron de vacaciones lejos de Mallorca.

También fueron cortas la vacaciones para los duques de Palma, ya que a mediados de agosto viajaron a Washington, donde han establecido su residencia. A los Duques los vimos un día en la playa, al Duque con sus hijos y sus sobrinos otro, practicando esquí acuático en Can Pastilla.

En cuanto a la Reina, puede que saliera más de Marivent que el resto de la familia. Estuvo de compras, llevó a sus nietos a que vieran los delfines, dos días después del domingo de las cinco bombas de ETA también para dar tranquilidad a la ciudadanía; paseó con sus hijas, la infantas Cristina y Elena por Jaume III, y asistió a la proyección de The end of the line, el reportaje sobre ecología marina, en el Palma Aquarium.