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El delegado del Gobierno en Balears, Ramon Socías, compareció ayer por la tarde en rueda de prensa tras la reunión del gabinete de crisis, para explicar el desarrollo de los hechos.

A dicha reunión habían acudido el presidente del Govern, Francesc Antich; el teniente de alcalde Eberhard Grosske, en representación de la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, que en esos momentos se encontraba de viaje, y representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de los servicios de Emergencias del Archipiélago.

Por su parte, el Rey dijo ayer a los responsables policiales en Balears, en referencia a ETA, que «esa banda de asesinos y facinerosos no conseguirá alterar la vida democrática española ni la normalidad en la Isla», según recogió la Agencia Efe.

Socías confirmó que sobre las 11.00 horas se había recibido una llamada en el cuartel de Bombers de Santa Ponça, en donde una grabación con la voz distorsionada había anunciado, en nombre de la banda terrorista ETA, que explotarían una serie de artefactos en Palma a lo largo de la jornada. Poco después de esa hora, se recibió una llamada en el mismo sentido en Radio-Taxi de San Sebastián. Y finalmente, un alto cargo de la Junta de Andalucía recibió una llamada en donde se le decía que entre las 12.00 y las 18.00 horas explotarían tres artefactos en la capital balear.

A partir de las 14.20 horas, tuvieron lugar las explosiones, de forma sucesiva, en el restaurante La Rigoletta, en el bar Enco y en las galerías subterráneas de la Plaça Major.

Posibilidades
Socías indicó que de las dos hipótesis sobre las que se trabajaba desde el brutal atentado con bomba-lapa en Palmanova, que costó la vida a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá, la de que los terroristas podrían haber abandonado la Isla y la de que podrían seguir en Mallorca, desde ayer cobra más fuerza la hipótesis de que un comando podría seguir en Mallorca, aunque ello no significaría necesariamente que exista «un 'comando Baleares'».

El delegado del Gobierno destacó, asimismo, que la llamada 'operación Jaula', activada tras el atentado del pasado 30 de julio, «sigue en marcha», lo que significa que ninguna persona puede viajar en avión o en barco «sin estar, previamente, perfectamente identificada».

Tras las explosiones de ayer, se intensificaron los controles en el aeropuerto de Son Sant Joan y en los puertos de Palma y de Alcúdia. Por lo que respecta a las zonas en donde explotaron los artefactos, fueron acordonadas y permanecieron cerradas durante varias horas, al igual que la Platja de Can Pere Antoni. La intensificación de los controles fue también importante en los accesos.

Socías consideró también ayer que hay efectivos suficientes en la Isla para garantizar la seguridad de sus habitantes y de los visitantes, y recordó los refuerzos que llegan cada verano a Mallorca, a los que habría que añadir los agentes especialistas que llegaron a la Isla tras el atentado de hace diez días. Asimismo, anunció que se intensificará la vigilancia policial en toda la ciudad.

«Hay que mandar un mensaje de tranquilidad», afirmó, a la vez que calificó a los terroristas de ETA como una «panda de descerebrados que no piensan en nada», y que tendrían como objetivo crear una situación de «amenaza potencial» en un «lugar tan importante para el turismo».

Socías indicó que ayer él mismo habló en diferentes ocasiones con la presidenta del PP balear, Rosa Estaràs, para darle detalles de todo lo que estaba ocurriendo, mientras que Antich habló con el portavoz de la oposición, el popular Francesc Fiol, y Grosske se puso en contacto con la anterior alcaldesa de Palma, la popular Catalina Cirer.