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M.J.

El primer vehículo que se matriculó en España fue registrado en la Sección de Fomento del Gobierno Civil de Balears el 17 de septiembre de 1900 y correspondió a un automóvil de la marca Clement con motor Dion Bouton de dos caballos y cuarto y dos ruedas de 65 centímetros de diámetro, propiedad de José Sureda Fuentes, según refleja el libro 'Cincuenta años de la Dirección General de Tráfico', que ha sido publicado por el ex jefe de Tráfico de Balears y colaborador de Ultima Hora, Javier Coromina.

La más antigua

«El Gobierno solicitó a los gobernadores civiles que registraran todos los vehículos de sus provincias y el primero fue éste de Balears», explica Coromina. «Además, se cree que esta matriculación podría ser incluso la más antigua del mundo, porque en principio se atribuía a un coche de Nueva York, pero parece que su alta es posterior a la del Clement de Mallorca», añadió el que fuera jefe de Tráfico de Balears hasta hace escasos años.

Al mismo tiempo, Javier Coromina relata en su libro que el primer automóvil que llegó a España desembarcó en Mallorca, procedente de Marsella, en el año 1897, en concreto el 8 de abril. Se trataba de un carruaje automóvil propiedad de Vicente Juan Ribas que nunca llegó a matricularse. Corominas explica no obstante que este vehículo tuvo enseguida un accidente y no fue apenas utilizado, quedando aparcado en una propiedad de Juan Ribas en Son Puigdorfila.

Los exámenes

El libro de Javier Coromina, que fue presentado la semana pasada en Madrid, incluye también una serie de anécdotas sucedidas en Balears durante los exámenes del carnet de conducir. El libro, por ejemplo, reproduce una nota que una monja dejó debajo del examen teórico en la que se ofrecía «después de tantas veces suspendida» a «rezar por ustedes en caso de que me aprueben».

Otra de las anécdotas relatada por Javier Coromina es cuando una mujer se ofreció a un examinador a «hacer lo que haga falta» para que éste le aprobara el examen teórico, así como otros sucesos acaecidos durante los exámenes en pista realizados en el Polígono de Son Castelló.

El libro de Javier Coromina explica al mismo tiempo la constitución en el mes de julio de 1959 de la Dirección General de Tráfico, adscrita al Ministerio de Gobernación, en esos momentos dirigido por Manuel Fraga.

La obra reproduce además uno de los telegramas cifrados remitidos por el director general de Seguridad a los gobernadores civiles para que constituyeran las jefaturas provinciales de Tráfico, que entraron en funcionamiento de forma paralela.

El libro de Coromina repasa otros aspectos la evolución de las policías de circulación o del subsector de Tráfico de la Guardia Civil, entre otras cuestiones.