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Primer domingo de julio. El termómetro marca más de 30 grados, pero por la sensación de bochorno parece que sean muchos más. Si a ello le sumamos una noche que no ha dado tregua, en particular a quienes no disponemos de aire acondicionado, lo mejor que se puede hacer es pasar el día en remojo.

 

La ciudad está semidesierta, las salidas de Palma empiezan a colapsarse, en especial la autopista. Parece que nos hubiéramos puesto todos de acuerdo en salir a la misma hora. Las doce es una buena hora, nos decimos. Coincidimos comprando la prensa, los cubitos y el pan, cargamos la nevera, las toallas, la sombrilla y... ¡hala! todos a la playa.

 

Nos dirigimos a Es Trenc y ya a la altura de la Vía de Cintura empiezan las retenciones que nos acompañarán durante un par de kilómetros, para ser más exactos, hasta que finaliza la autopista. ¡Menos mal que el coche tiene aire acondicionado!

Una hora más tarde pisamos la playa y nos hacemos hueco en un trocito de arena. Toallas extendidas y sombrilla marcan nuestro territorio. Llega el momento más ansiado, meterse en el agua y refrescarse. Somos muchos los que este primer domingo de julio, primer domingo de vacaciones para algunos, elegimos la playa para pasar un día tan caluroso. El verano es largo y quedan muchos días de playa... y de calor.