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El uso injustificado de aviones militares para asistir a actos de partido o, sencillamente, para pasar unos días de vacaciones "según las denuncias de los últimos días que ha formulado el Partido Popular" por parte del presidente Rodríguez Zapatero y la vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega ha vuelto a poner en la palestra el debate sobre la utilización de los medios públicos por parte de los altos cargos del Gobierno. A la crítica de los conservadores se han sumado otras fuerzas políticas nacionalistas y de izquierda.

Desde la Presidencia del Gobierno se ha admitido la utilización de los aparatos militares para los desplazamientos de José Luis Rodríguez Zapatero y su vicepresidenta alegando que, aun tratándose de viajes no oficiales, ambos no dejan en ningún momento de ostentar sus cargos y que precisan, por tanto, de unos sistemas de comunicación y seguridad inherentes al cargo que desempeñan.

No cabe duda de que el Estado tiene la obligación de preservar la seguridad de sus gobernantes, y de todos los ciudadanos, en proporción al riesgo que corren. Es por ello que está justificado el despliegue de seguridad que acompaña, en muchos casos, a los altos cargos "como es el caso de los integrantes del Gobierno", circunstancia que en absoluto ampara el uso de aviones de las Fuerzas Aéreas en sus desplazamientos para asistir a actos de sus partidos políticos o, todavía peor, para pasar unas jornadas de asueto. Todavía se recuerda el escándalo del vuelo de un 'Mirage' desde Portugal para que el entonces vicepresidente Alfonso Guerra escapase de las colas en las carreteras españolas durante una Semana Santa. Está claro que Rodríguez Zapatero y Fernández de la Vega han tropezado en la misma piedra.