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El presidente del Govern, Francesc Antich, respiró aliviado la semana pasada, cuando el ministro de Fomento, José Blanco, rectificó la metedura de pata de Rodríguez Zapatero con los recortes en las tasas aeroportuarias a Canarias y anunció la cancelación de todas las tasas en 2010. Antich, más tranquilo y relajado, negoció a calzón quitado con Blanco sobre todos los proyectos y convenios, con la financiación correspondiente, pendientes de ejecutarse y, por fin, el president pudo hablar de «tú» a «tú» con el máximo responsable de un Ministerio de Fomento, que hasta la fecha había sido más que una espina para el Govern y para Balears, porque el talante de la ex ministra Magdalena Àlvarez no era el más adecuado para entender la realidad económica insular. Con el PP hubo más que problemas y con el actual Govern, otro de lo tanto. Con el cambio, la «etapa negra» de Àlvarez con Balears, por suerte, es agua pasada, pero queda mucho camino por recorrer. Antich tiene ahora la gran oportunidad de solventar de raíz los desdenes históricos del Ministerio de Fomento. Se respira aire fresco y José Blanco, si no sufre mutación política alguna por presiones de los barones socialistas andaluces, puede poner los puntos a las íes y permitir que la inversión estatal a las Islas siga los cauces normales. En el Consolat de la Mar están confiados de ello, pero todo dependerá de la labor de «lobby» que se haga en Madrid en los próximos meses, con el fin de que en el otoño se puedan iniciar el mayor número de obras públicas en Balears, con el consiguiente impacto económico y laboral.