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Para quienes aman el mundo del motor y el automovilismo en su faceta más rutilante la práctica del «tunning», consistente en transformar un vehículo de serie en otro personalizado, representa la culminación de un largo sueño.

Así lo reconocen algunos de los orgullosos propietario de estos vehículos que se exhiben hoy en el día grande de la Fira de Son Ferriol y en cuya calandra y volante han visto sustituido el escudo de la marca de origen por fantasiosos decorados. Es el caso de Jose Luis, apodado «Ringo», quien nos asegura que una operación cosmética de esta magnitud la dirige el dueño del coche con la asesoría de un especialista. El resultado está a la vista. Llamativos colores y serigrafías dan paso a un interior refulgente donde todo cuanto rodea el ambiente es el resultado de un trabajo que puede llevar largos meses y una factura que oscila entre los 3.000 y los 30.000 euros.

El equipo de música es otro de los elementos esenciales, hasta el punto de que algunos equipos alcanzan una potencia de más de 3.000 vatios. Un problema, asegura Josep junto al preparador David es la homologación que lleva sus trámites y debe realizarse en la Península, ya que la transformación deja obsoleta la ficha técnica del coche tanto por lo que concierne al chasis como a veces al propio motor.

Gabriel Alomar