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Con el paso atrás de Catalina Cirer en la política se despide otro de los hijos del «cañellismo», aquella saga de jóvenes políticos que surgieron a principios de la década de los 90 de la mano de Gabriel Cañellas. Se fueron Jaume Matas y Bartomeu Reus. Y ahora sólo quedan Flaquer y Estaràs.

Catalina Cirer ha sido la hija predilecta de Gabriel Cañellas. Ambos se profesan una gran admiración y nunca lo han ocultado. Quizá por sus virtudes populistas, Cirer siempre fue la preferida de Cañellas, quien intentó que la ex alcaldesa se convirtiese en presidenta del PP en 1999 en lugar de Jaume Matas.

Cirer llegó a la política en 1993 siendo una total y absoluta desconocida. De la política autonómica pasó a la nacional y después, a la municipal. Hace un año, Estaràs ofreció a Cirer la posibilidad de encabezar la listas para el Congreso de los Diputados. Cirer rechazó la oferta, aunque Estaràs estaba dispuesta a que continuase como portavoz del PP en Cort. Meses después, Cirer también rechazó ser senadora autonómica.

Durante los últimos meses, Cirer ha vivido la parte más amarga de la política. La detención de Javier Rodrigo de Santos fue un duro golpe para Cirer, que se ha sentido permanentemente cuestionada por la nueva dirección regional. Aún así, Cirer estaba dispuesta a seguir al frente del PP de Palma por responsabilidad, pero el aplazamiento del congreso ha precipitado su decisión. Era un final previsible. Y un gesto de renovación.