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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha cumplido su primer año de su segunda legislatura en el palacio de La Moncloa, una etapa en la que la crisis económica -que él mismo negó durante la campaña electoral- está marcando de un modo decisivo la política española. Un mandato que, en principio, debía ser el de la reválida de Rodríguez Zapatero como dirigente incontestable "se impuso con claridad en las urnas a su adversario del Partido Popular, Mariano Rajoy" está convirtiéndose en un laberinto de problemas del que tiene más dificultades de las previstas para salir ante la pérdida de apoyos parlamentarios. En este contexto no extrañan los rumores de cambios inminentes en el Gobierno que podrían afectar a las carteras más emblemáticas.

La crisis económica y su consecuencia más directa, el paro, le han estallado en las manos a José Luis Rodríguez Zapatero, en su primer año tras el triunfo electoral en las elecciones del 9 de marzo del pasado año. España está a la cola de los países de la Unión Europea como uno de los más afectados por la recesión y las tasas de desempleo no dejan de crecer. Las previsiones de los expertos de las cajas de ahorros calculan alcanzar los 4'5 millones de parados al final del ejercicio. En determinados foros ya no se oculta el riesgo de deflación.

En el terreno extraeconómico Rodríguez Zapatero también atraviesa dificultades. Las tensiones derivadas del nuevo modelo de financiación autonómica y el previsible pacto con el Partido Popular en el País Vasco amenazan con reducir los apoyos nacionalistas en el Congreso, comprometidos al comienzo de esta legislatura. La normalización de las relaciones con Estados Unidos tras la victoria de Barack Obama y la complicidad con Francia en materia antiterrorista son los escasos balones de oxígeno de este año para Zapatero.