Cientos de ciudadanos aclamaron a Sus Majestades de Oriente a su paso por la calle Bisbe Campins y Cerdanya. Foto: MIQUEL ANGEL CAÑELLAS

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Puntuales a su cita, 18.30 horas, los Reyes Magos llegaron ayer a Palma, desde el lejano Oriente, a bordo de la goleta Rafael Verdera. Diez minutos antes, los fuegos artificiales anunciaban su llegada, que provocaba el júbilo del público, grandes y pequeños, que esperaban pacientemente. Y, por el contrario, la pólvora provocaba el nerviosismo de los caballos que trasladarían a Sus Majestades por el nuevo recorrido. El regidor de Participació del Ajuntament de Palma, Eberhard Grosske, recibió a los tres Reyes en la escalerilla del Moll Vell. «¡Bienvenido Majestad!», saludó a Melchor. «¡Bienvenido!», le dijo a Gaspar... Y, silencio, tan sólo un breve apretón de manos para Baltasar. Fue el inicio de la gran Cabalgata de Reyes de 2009, donde se estrenaba recorrido y las carrozas mostraban un logrado acabado de color y fantasía. Los tres Reyes se subieron a los caballos, tras repartir caramelos a los niños que esperaban a su llegada en el Passeig Sagrera. La temática de este año, 'El planeta azul y los cuatro elementos', cautivó a un público que supo apreciar la belleza de cada una de las carrozas. Quizás esto provocó que Melchor, Gaspar y Baltasar pasaran más desapercibidos durante la Cabalgata, en la que ninguna trompeta o banda de música anunciaba su presencia.

Incluso algunos padres se creían que eran los pajes de Sus Majestades. Es que la majestuosidad de los protagonistas se vio un poco eclipsada y no dio la talla de un público ávido de emoción en una noche mágica.

Los jóvenes de la batucada pusieron ritmo durante el trayecto, que también contó con otras actuaciones como la de la banda municipal de música o los xeremiers.

Para los amantes de los números, según la organización, entre 220.000 y 250.000 personas acudieron a la Cabalgata de Reyes de Palma. La avenida Antoni Maura, Plaça de la Reina y Es Born estuvo a rebosar de gente. Precisamente fue uno de los tramos mejor iluminados del recorrido que estuvo falto de luz en algunos momentos. En la Plaça Joan Carles I, Sus Majestades hicieron un alto en el camino y se bajaron para saludar a niños y personas con discapacidad, que esperaban en la carpa que la organización había preparado para su uso. La multitud seguía disfrutando de las carrozas, además de las jóvenes participantes de clubs de gimnasia rítmica o gimnasia deportiva que realizaban espectaculares ejercicios de agilidad, coordinación y elasticidad. Más de un espectador se llevó un caramelazo, mientras los niños y niñas, bolsas de plástico en mano, intentaban reunir el mayor número de dulces. Incluso más de uno se arriesgó a acercarse demasiado a las carrozas. 'El reino de las mariposas', fue una de las carrozas más vistosas junto a «la magia del Sol» y «la madre tierra». Repitieron algunas, como «la estrella» o las divertidas «zapatillas». El nuevo recorrido provocó que hubiera un choque de masas, a la altura de Jaume III donde subían caminando quienes habían visto pasar la Cabalgata, por Es Born o la Rambla, y la llegada de ésta de regreso ha Plaça de la Reina, donde se desintegró hacia Cort.