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ÀLEX CABOT Varios miembros de la Associació d'Usuaris del Tren estuvieron ayer por la tarde recogiendo firmas -cuando finalmente los miembros de seguridad les dejaron- para apoyar su denuncia ante la Direcció General de Consum acerca de unas deficiencias que ven necesario resolver: «Como la falta de frecuencia de trenes que conlleva a aglomeraciones, el incremento de los precios, gratuidad para los menores de 16 años, servicios básicos en todas las estaciones...», y el quid de la cuestión: las tarjetas intermodales.

Los usuarios que lo deseen pueden hacerse una tarjeta que les sirve para los autobuses de la EMT, el tren y el metro (cuando funcione). Y así no tener que pagar cada vez que se utilice uno de los medios públicos. Pero «se ha hecho de forma precipitada», afirma Guillem Ramisel, presidente de la asociación. Este sistema, según un alto porcentaje de usuarios, no está siendo de gran ayuda.

Carla Ballesteros se queja: «Cuando me hice la tarjeta me dijeron que tenía descuento por tener 22 años y no es así, tengo que ir cada vez a sacarme el billete y eso supone hacer cola y perder el tiempo». Además, Carla trabaja en el Festival Park y denuncia que «faltan más trenes, el del Festival sale a las 22.03 y salimos del trabajo a las 22.00 y tenemos que esperar 40 minutos más».

Yazmin Silva coge cada día el tren de Palma al Pont d'Inca y asegura que los horarios funcionan bien, pero la tarjeta y el ticket «te hacen perder el tiempo porque siempre hay colas». Crsitina y Antonia también son vecinas el Pont d'Inca y lo tienen claro: «Preferimos coger el bus, el tren es complicado, hay colas y en el bus los transbordos son gratis». El tema de los transbordos puede ser una complicación añadida, como les pasa a Luis y Andressa, una simpática pareja brasileña que cada día va de Palma al Pla de Na Tesa, tienen que cambiar de bus en el Pont d'Inca y «no hay suficiente información, es muy complicado, no sabemos cuando viene el bus y además casi todo está en mallorquín: y nos cuesta más».

Otro problema que nos confiesan algunos usuarios es que a la hora de salir en Palma abren pocas puertas y se amontona la gente cuando es hora punta. Como Inma Jato que hace cuatro trayectos diarios: «Tienen que cambiar la tarjeta porque falla mucho y te hacen ir a ver al revisor o cambiarla, y en hora punta es una pérdida de tiempo». Y es que antes el sistema no tenía barreras físicas y la gente entraba directamente en el tren, como recuerdan Carlos Muñoz y Jaume Roselló, de Inca: «Antes pagábamos en el tren y ahora tenemos que ir con 20 minutos de más». Y así varias personas que no están del todo conformes con el nuevo sistema y que junto a la Asociació d'Usuaris esperan se resuelva «muy pronto».

El director general de Mobilitat i Ordenació, Antoni Verger, tiene constancia de algunos de estos fallos «que pueden ser habituales en un nuevo sistema».

El tiempo dirá, mientras tanto muchos deberán seguir con sus tarjetas... y a lo loco.