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Los nuevas detenciones de etarras armados por parte de la Guardia Civil ponen de manifiesto que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado mantienen, tal y como ha asegurado en las más diversas ocasiones Joan Mesquida, la guardia bien alta. Esto acontecía en el mismo día en el que don Juan Carlos, en su discurso con motivo de la Pascua Militar, condenaba de la forma más enérgica la «barbarie terrorista» y días después de que el diario Gara publicara una entrevista a la banda.

ETA sigue en sus trece y anunciaba en el diario abertzale «largos años de conflicto» por la actitud del Gobierno español. Un acto más de la hipocresía de la que son capaces los que, esgrimiendo como principal argumento la fuerza del terror y de las armas, pretenden imponer sus criterios políticos. En cualquier caso, la banda, quitándose la careta, arremete contra socialistas y los pone al mismo nivel que los populares por lo que se refiere al asunto de las reivindicaciones sobre la independencia de Euskal Herria que pretenden imponer con coacciones. Y es que este tema no debe debatirse con terroristas, sino en el marco de la política y entre los representantes que eligen democráticamente los ciudadanos.

Es preciso, más que nunca, que todas las fuerzas políticas democráticas aborden el tema terrorista desde la unidad y no lo conviertan en asunto de debate. De seguir por la senda de la controversia, sería un éxito de ETA y sus secuaces y eso no debe permitirse bajo ningún concepto. Aunque ya se sabe que en períodos preelectorales puede pasar cualquier cosa, incluso que los partidos pongan por delante sus perspectivas y se olviden del inexcusable servicio que deben prestar al interés general.