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El año que ha comenzado presenta una situación internacional en la que siguen abiertos muchos frentes, donde la paz es un mero deseo que dista mucho de convertirse en realidad. Así continúa la violencia en Irak, los enfrentamientos en Afganistán, israelíes y palestinos siguen en una situación de desconfianza mutua con asesinatos selectivos y lanzamiento de cohetes de uno y otro lado. Kenia se desperezaba en los albores de este 2008 con la resaca de una violenta situación que arrojaba una cifra de más de un centenar de muertos. Todo ello amén de la grave situación paquistaní tras el magnicidio que le costó la vida a Benazir Bhutto. El principal reto, por tanto, de la comunidad internacional es poner fin a estas situaciones en las que las vidas humanas están en grave riesgo, dar estabilidad y promover la mayor democratización posible en estos escenarios.

La situación económica también va a ser uno de los quebraderos de cabeza de los gobiernos. La fuerza con la que las economías orientales emergentes está aterrizando en los países occidentales está llevando a serios problemas que necesitan de una profunda reflexión para ver cómo y en qué condiciones debe afrontarse el futuro. Y esto debe hacerse sin provocar traumas o rupturas que puedan abocarnos a una crisis de la que sería muy complejo poder salir. Además, sigue la escalada alcista de los precios del petróleo, con todas las consecuencias que ello comporta.

Y, finalmente, tenemos el reto de hacer frente al cambio climático, consiguiendo que el desarrollo sea sostenible, reciclando cuanto sea posible y abriendo las vías a energías alternativas más limpias, menos contaminantes e igualmente eficaces. Queda mucho por hacer, aunque sólo estamos en los inicios de estos 366 días.