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Lo mejor de todo es que fue un éxito de participación, pues nos reunimos en la base militar General Asensio 27 periodistas de 18 medios. Y también porque tuvimos la oportunidad de ver cómo es la vida de un militar en lo que se denomina jornada continuada; es decir, un día, con noche incluida, de maniobras, perdidos en el monte, teniéndonos que buscar la vida, desde levantar la tienda de campaña a colocar alambradas.

Repartidos en varios grupos con un sargento como tutor, iniciamos la jornada levantando el vivac, o tienda de campaña, que nos cobijaría durante noche, formando asi el campamento base. En otro lugar distante de éste, con el chubasquero que encontramos en la mochila, entre matorrales y en la ladera de una colina, levantamos una especie de cobijo, que si no del frío, de la lluvia sí nos podía librar.

A mediodía, almorzamos a base de la denominada ración de previsión (yo: lentejas y calamares en su tinta), que pudimos calentar con el fuego que producían unas pastillas. Quien pudo, almorzó en un mesa; quien no, sentado en el suelo. A continuación, tiro con el fusil HKG-36. Cinco disparos, cuerpo a tierra, con proyectil 5'56, de los que servidor metió cuatro en el blanco. El tiro coincidió con la lluvia que nos dejó perdidos. Siguió un recorrrido en Vamtac, un todoterreno muy parecido al Hamer, y el tendido de alambradas. Antes de la cena, vivimos una práctica nocturna con enemigo simulado en la que se utilizaron gafas de visión nocturna.

Alto en la actividad y cena, a la que asistió el comandante general, con quien cambiamos impresiones. Tras este descanso, reanudamos la práctica nocturna, y antes de la medianoche, silencio.

Cada cual a su vivac y buenas noches y hasta mañana "hoy", que tendremos combate en núcleo urbano y clausura de la experiencia con entrega de diplomas.

Pedro Prieto