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El PSOE obtuvo en Balears su mejor resultado en las elecciones generales de 1982. Fue el partido más votado (únicamente volvería a serlo una vez más, en los comicios de 1986); se impuso ampliamente sobre Alianza Popular (AP), la marca electoral del hoy PP, y reunió tras su candidatura el 40'45% de los sufragios. El voto útil benefició enormemente al PSOE en aquellos comicios. Así, el PCE no superó el 2%.

Josep Valero, por aquel entonces candidato comunista y que hoy ocupa un cargo en el Consell, destaca que la izquierda y parte del centro votó al PSOE ya que representaba la opción de cambio. «Por el cambio» fue, precisamente, el lema estatal del partido, el lema que llevó a Felipe González a la Presidencia ya que, en un 28 de octubre de hace 25 años, el PSOE reunió 202 escaños, tres de ellos en las Islas.

Los tres diputados del PSOE por Balears fueron Gregori Mir, Juan Ramallo y Jaume Ribas. Por parte de AP, Abel Matutes, José Cañellas y Ricardo Esquella.

La indiscreción de Triay
No había demasiadas dudas de que el PSOE iba a ganar aquellos elecciones. En la sede del PSOE balear, pare entonces en la calle Pureza número 6, aún se esperaba la llegada de los primeros interventores de las mesas electorales cuando ya escuchaban en la radio a Alfonso Guerra. Adelantándose al Ministerio de Interior, Guerra adelantaba un sondeo de su partido sobre las primeras cien papeletas: clavó los resultados. Los socialistas, recuerda un ex dirigente, no exteriorizaron en la calle su alegría. Había una especie de contención para no «provocar». Un grupo de militantes se reunió en casa de Joan March, otros en la sede y otros se dirigieron hacia el Ajuntament de Palma, donde sólo muy de madrugada se organizó lo más parecido a una fiesta.

El PSOE balear salía de una de sus cíclicas crisis. Meses atrás, en julio, el secretario general de la, entonces, Federación Socialista Balears (FSB), Francesc Triay, había sido obligado a dimitir. El hoy presidente de la Autoridad Portuaria había cometido una «indiscrección política»: revelar que el Rey no vería mal un gobierno socialista. Un dato para la Historia: el Rey firmó el decreto de disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones en Marivent, durante sus vacaciones estivales. La campaña se desarrolló sin incidentes. Felipe González reunió a 10.000 personas en su mitin. Fraga, algo menos.

El año 1982, cuando este periódico costaba 30 pesetas; podía comprarse un piso en el Passeig de Mallorca «desde 6 millones de pesetas» y Antena 3-Ultima Hora (antecedente de la actual Ultima Hora-Punto Ràdio) iniciaba sus emisiones, se había estrenado con la liberación del padre de Julio Iglesias, secuestrado por ETA en Trasmoz, un municipio perdido en la falda del Moncayo (Aragón). Fue el año del Mundial de fútbol y el año en que tocó en Palma el gordo del sorteo organizado para conmemorar el evento.

El gran derrotado de aquellas elecciones fue la UCD, que pasó de gobernar España a no obtener siquiera el número suficiente de escaños para formar grupo parlamentario. «No había nada que hacer, aquellos estaba ya acabado y nosotros andábamos ya en otra cosa», dice Maximiliano Morales, dirigente centrista de la época.

Aunque el PSOE ya no volvió en Balears a obtener un buen porcentaje de votos en unas elecciones, todavía fue el más votado en las de 1986. Los socialistas, sin embargo, continuaron siendo el partido más votado hasta 1996, cuando Aznar accedió la Presidencia del Gobierno.

Durante los años de gobierno socialista un mallorquín (Félix Pons) ocupó dos cargos de relevancia: fue ministro de Administraciones Públicas en 1985 y, a partir de 1986, presidente del Congreso de los Diputados.