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La organización internacional Oceana denunció ayer en Palma la muerte de millones de corales en el Mediterráneo.
Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana en Europa; Ricardo Aguilar, jefe de Investigación en Europa; y Daniel Pauly, profesor de la British Columbia University, miembro de la junta directiva y jefe de la junta científica de la misma entidad, explicaron que «la situación de los corales en el Mediterráneo es alarmante. El cambio climático -aumento de temperaturas del agua-, la contaminación y la pesca destructiva están provocando un deterioro cada vez más acelerado de los corales en el Mare Nostrum».

Oceana y la Fondazione Zegna han colaborado en la elaboración del informe «Los corales del Mediterráneo», en el que proponen la aprobación de un plan de acción internacional.

Más de 200 especies de corales, gorgonias y anémonas viven en el Mediterráneo, aunque, como apuntó Aguilar, «los corales de las mayores profundidades son muy desconocidos y apenas sabemos de su distribución. Pueden tener más de 8.000 años de antigüedad. El coral negro tiene más de mil años y está despareciendo en el Mediterráneo. La madrépora (Cladocora caespitosa), especie autóctona mediterránea, es cada vez más difícil de encontrar y ya sólo se localizan colonias pequeñas. En cuanto al coral rojo, que ha sufrido una explotación absusiva, el 90 por ciento de sus ejemplares tiene menos de cinco años. El coral naranja, también endémico del Mediterráneo, está desapareciendo igualmente».

Los representantes de Oceana destacaron que «si lo que hace la pesca de arrastre con el coral ocurriera en tierra, con máquinas excavadoras o cosechadoras arrasando y devastando campos, sería cada día noticia de portada en los periódicos, pero como ocurre en el fondo del mar y nadie se entera, pues parece que no tiene importancia». Además del valor ecológico y natural de los corales, cabe destacar su contribución científica. En el caso de la madrépora, los científicos le otorgan un gran valor, pues la gran longevidad de estos arrecifes hace que los registros fósiles de coral y los ejemplares aún existentes permitan conocer la historia climática del Mediterráneo.

Objetivo
El objetivo de Oceana es que se adopten medidas tanto regionales como internacionales para frenar el declive de muchas especies de corales: «Solamente un 6 por ciento se incluye en convenios internacionales y un 1 por ciento está protegido», indicó Ricardo Aguilar. De las 18 enfermedades detectadas en corales de todo el mundo, dos de ellas se dan en el Mediterráneo, concretamente el blanqueamiento por la bacteria Vibrio shiloi y el síndrome fungo-protozoico.

En opinión de Pastor, «una primera medida necesaria para la preservación de los corales es la prohibición del uso del arrastre, dragas y otras artes de pesca similares, pero igualmente destructivas sobre ecosistemas vulnerables, como los formados por corales».

En cuanto a la situación en Balears, Ricardo Aguilar indicó que «poblaciones de madrépora han desaparecido. La diversidad de corales en Balears sigue siendo importante, pero su volumen se ha reducido considerablemente».

Daniel Pauly recordó que, según lo establecido por la Unión Europea, el 10 por ciento del territorio terrestre y de las áreas marinas de cada Estado miembro tienen que estar protegidas, «pero seguimos lejos de ello. A nivel mundial, sólo el 0'7 por ciento del mar está protegido. Ello significa que se puede pescar prácticamente en todas partes de todos los mares del planeta, cuando con la agricultura no ocurre lo mismo. Nos falta conocimiento sobre la distribución de los corales, pero los pescadores sí la conocen porque ven lo que extraen».