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El rechazo del vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, al plan de salud bucodental gratuito para niños de 7 a 15 años presentado por el Ministerio de Sanidad ha desatado una nueva polémica que ha obligado a intervenir al propio presidente José Luis Rodríguez Zapatero para enmendar a su principal responsable en asuntos económicos; el mismo que días atrás vaticinó «incertidumbres» en la economía española mientras su presidente considera que figura entre el selecto grupo que integra la «champions league» de los países europeos.

Con independencia de la evidente falta de coordinación y sintonía con la que el Gobierno está afrontando la etapa final de la legislatura, lo cierto es que llama la atención que todavía se cuestione la universalidad en la prestación de la atención bucodental en el Sistema Nacional de Salud, tanto a los jóvenes como a los mayores; ambos colectivos se merecen y necesitan que la visita al dentista figure en el catálogo de los respectivos servicios de salud.

Es razonable que el Ministerio de Sanidad trate de homogeneizar la atención bucodental entre todas las comunidades autónomas y, por tanto, sea ahora el Estado el que corra con el coste. La crítica de Solbes queda fuera de sentido cuando, al fin y a la postre, toda la financiación procede -sea estatal, autonómica o local- del erario público; de los impuestos de los ciudadanos.

Un último apunte debe hacer alusión, sin duda, al contrasentido que supone el que un Gobierno de corte progresista, como el que preside José Luis Rodríguez Zapatero y al que pertenece Pedro Solbes, se muestre reacio a la implantación de mejoras en las prestaciones sociales; en este caso a la salud bucodental de los ciudadanos.