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L. MORRAL Desconfiadas, resentidas e incrédulas. Así se sienten las catorce familias que malviven en la calle Brotad número 6 de Palma, en el Polígon de Llevant, días después de que el nuevo Consistorio notificase la orden para proceder a desalojar las 55 personas que mal duermen en estos infrahabitáculos cargados de infecciones, cargados de injusticia y de «vergüenza social». Vergüenza de las instituciones por haber tardado 15 años en recordar que en Palma existe este núcleo de ciudadanos, que emparentados, todos, entre ellos, han terminado formando el «clan de los Moreno».

La Policía Local de Palma se encargó el viernes de hacer efectiva la notificación de desalojo. Las familias tienen hasta el día 10 de septiembre para irse voluntariamente del bloque de la calle Brotad.

Los Moreno escuchaban con recelo. «Nos echan, ¿pero a cambio de qué? No nos iremos sin nada», dice Luis Moreno, el patriarca de la zona o mejor dicho, el proclamado «el alcalde» para el resto del grupo. Un cargo merecido, él lleva 15 años en este bloque. Juan (también Moreno) reniega de las instituciones y reniega de cualquier ciudadano que pueda ducharse y orinar cada día en un lavabo. «¿No querrías irte tú, si día tras día no disponen de agua corriente?», denuncia Moreno.

Su problema es la desconfianza, y con razón. No están acostumbrados al trato humano más allá del solar en el que malviven. En su mente planea el miedo de acabar en la calle. En este caso, prefieren estos techos, aunque los tengan que compartir con las ratas rabiosas que han convertido esta zona, de basura y suciedad, en su sucursal «preferida» y que han acabado engordando como conejos con los años.