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El director me ha pedido una crónica de glamour y para ello me hubiera venido mejor que la representación del Gobierno central la hubiera detentado Maria Teresa Fernández de la Vega, con quien comparto la afición a las compras y a las tendencias de moda, que el ministro Joan Clos. El vestuario de la vicepresidenta ha dado tanto juego a la derecha más radical que yo me hubiera volcado en destacar su elegancia, buen gusto y su saber al elegir los colores y cortes que más le favorecen. Pero como el acto de ayer, tanto en la grada como en el escenario, brilló por la ausencia de chaneles y otras firmas de elevado coste y ceros varios, se me va a complicar cumplir el encargo del jefe.

La militancia, en mangas de camisa y sin corbata, llenó sa Llonja de aplausos, emociones y hasta lágrimas, como las que se le escaparon a Margarita Nájera, y en el ambiente flotaba un aire de fiesta de verano en la Plaça Major. Para no perder detalle del acto me situé en el ala que ocupaban los nuevos consellers y conselleras, entre los que encontré más caras conocidas de las que esperaba. Entre los caballeros, confirmé que UM apuesta por los más jóvenes, como el bronceado Miquel Angel Grimalt, a quien conocí como director general de Patrimoni y ya entonces me parecía un chico muy currante. De Jaume Carbonero recuerdo que me enseñó unas cuantas cosas sobre arquitectura contemporánea durante el Pacto de Progrés. A Vicenç Tomàs, conseller de Salut, no le había visto en mi vida, y, aunque bajito, le encontré un atractivo, oigan. Carles Manera, como dicen que es un sabio de la economía, disciplina árida para una chica muy de letras, me intimida, pero me gustaron su terno de alpaca gris y su camisa negra, todo muy disseny catalá.

Las conselleras Maria Angeles Leciñena y Mercé Amer ya fueron objeto de mi pluma glamurosa cuando, en 1995, hice un reportaje sobre las féminas parlamentarias, institución en la que debutaban. Un poco más ancianitas las tres, pero más sabias, creo, ellas han llegado mucho más lejos que yo, que sigo firmando, como entonces, los mismos encargos del director. Bàrbara Galmés será la consellera del ramo cultural, mi especialidad, y en ella he creído entrever una querencia por los trapos como la me une con la vicepresidenta, por lo que siempre podremos compartir una charleta sobre frusilerías tras las ruedas de prensa, actividad muy aconsejada contra el estrés.