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Balears es una de las comunidades que destacan por el nivel de contratación de mujeres durante la época estival, un dato que quizá a algunos les hará pensar que somos pioneros en la promoción de las féminas, cuando en realidad constata únicamente lo contrario. E boom del empleo que se produce en nuestra Comunitat cuando comienza la campaña turística se basa en contrataciones temporales y, generalmente, de personal de baja preparación y es precisamente en este perfil en el que encajan miles de mujeres.

Veamos, casi la mitad de estas contrataciones veraniegas (el 46%) corresponde a jóvenes de 18 a 25 años, lo que viene a incidir en la escasa preparación que se requiere para determinados puestos de trabajo y, en consecuencia, la calidad de los salarios. ¿De qué empleos se trata? Camareros, dependientas, reponedores, mozos, peones... es decir, el extracto más bajo de la categoría laboral. Y luego están los puestos temporales para cubrir vacaciones de los empleados fijos, lo que tampoco es garantía ni de estabilidad ni de una remuneración que resuelva el eterno problema del paro femenino.

Se echa de menos un verdadero esfuerzo por introducir a la mujer en el mercado laboral con garantías.

Claro que aún persisten muchísimas mujeres que encuentran completamente incompatible su labor como madres de familia y amas de casa con los horarios comerciales o de oficinas, que son los sectores tradicionalmente más accesibles para el sector femenino si exceptuamos los que requieren preparación media, como la enfermería y la docencia. Continúa arraigada entre nosotros la imagen de la madre y esposa que se ocupa de su casa de forma gratuita, sin horarios y dependiendo económica y socialmente de un hombre, una figura ésta en vías de extinción en toda Europa que aquí se resiste a morir por falta de oportunidades.