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La fisonomía del espacio comprendido entre las calles Bastió del Príncep y Bala Roja, la Plaça Porta des Camp y la avenida Gabriel Alomar i Villalonga ha cambiado por completo en estos dos últimos meses, a raíz de la demolición de las viviendas militares del Baluard del Príncep, y ha cambiado, según los vecinos que viven en la zona, para bien.

Rui de la Concepción López, de nacionalidad portuguesa, reside desde hace unos 50 años en la calle Església de Santa Fe, y muestra su satisfacción por la demolición de las citadas viviendas y por la prevista creación de una futura zona verde de 26.344 metros cuadrados en el solar que ocupaban. «Si la demolición se hubiera llevado a cabo hace unos años, aún habría sido mejor», afirma.

Maria Àngels vive en la calle Bala Roja y hace tan sólo seis meses que se mudó. Cuando llegó a sa Calatrava no sabía que las viviendas se iban a demoler, y ahora se muestra muy contenta con los resultados. Desde el balcón comenta que «las vistas son preciosas». Jaume Figuerola nació hace 67 años en la barriada, en donde su padre tenía una carpintería, también en Bala Roja, en la que luego trabajó su hijo. «La carpintería ahora está en el polígono, pero las oficinas las sigo teniendo aquí», nos dice, y afirma que con la reciente actuación municipal en el baluarte «mejorará la ciudad».

La mayor parte de casas de la zona tienen más de cien años de antigüedad, y muchas de ellas han sido rehabilitadas en estos últimos años, tanto en sus fachadas como en su interior.