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La detección de la primera 'patera' llegada a Mallorca evidencia un proceso que es probable que no arranque con el año 2007. El hecho de que los argelinos que llegaron a bordo de la embarcación, sin identificación, hayan elegido Mallorca para perseguir un futuro esperanzador no es fortuito. Los controles con radar en el estrecho de Gibraltar y en la costa andaluza convierten las aguas de Balears en idóneas para escapar a la vigilancia de la Guardia Civil.

Que sea la primera 'patera' detectada no significa que sea la primera que ha llegado a Mallorca, porque es posible que alguna otra haya podido llegar a destino burlando la vigilancia costera. Es por eso que es necesario reforzar los controles costeros en todo el Archipiélago para evitar que, precisamente por falta de vigilancia, Balears pueda acabar sufriendo la misma situación que padece Canarias, aunque la coyuntura social en Argelia no sea tan dramática como la de Nigeria o Senegal.

Está claro que los inmigrantes que llegan a Balears de forma ilegal deben ser devueltos a sus países de origen, porque de lo contrario se abriría las puertas a una avalancha. Pero no se debe nunca dejar de lado el problema humanitario que eso supone.

Los planes de colaboración puestos en marcha por el Gobierno central con los gobiernos de los países africanos emisores de inmigración clandestina no han tenido, de momento, resultados positivos. Nada hará frenar ese proceso mientras la pobreza o la inestabilidad política sigan siendo el pan de cada día en Àfrica.

Mallorca está todavía muy lejos de alcanzar las cifras de inmigración clandestina que registra Canarias, pero debe permanecer alerta y estar preparada, no sólo en cuanto a vigilancia, sino también respecto a la atención humanitaria para los que puedan alcanzar nuestras costas por escapar de la pobreza de sus países.