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JAIME MOREDA
Gori Vicens, periodista y editor de la revista «DP», y el colaborador de esta publicación, Antonio González, llegaron el pasado lunes, día 4, a La Habana en un avión procedente de Cancún. Pasaron sin mayor contratiempo el control de inmigración, pero al llegar a la zona de aduanas, les registraron el equipaje y les retiraron los pasaportes.

Los agentes cubanos encontraron una quincena de ejemplares de «DP», un cuestionario con preguntas y una lista con los nombres de algunos de los artistas más transgresores de Cuba. La idea de estos dos periodistas era realizar un reportaje sobre la cultura cubana. «Una de las preguntas que pensábamos hacer era si creían que en Cuba habría un receso en el arte tras la muerte de Fidel. Entonces me acusaron casi de querer matar al Comandante», explicó ayer Gori Vicens.

Los agentes cubanos abrieron hasta el forro de las maletas y les registraron también el interior de las plantillas de calzado. Tras 12 horas de interrogatorios, les comunicaron que podían entrar en el país, pero que no fueran a la casa de huéspedes donde se pensaban alojar, sino que les «sugirieron» que se inscribieran en el Hotel Presidente. «Es un hotel donde pueden controlar todo», explicó Vicens quien, al igual que su compañero, se sintió permanentemente vigilado. «Ni nos planteamos hacer el reportaje. Sólo espero que no haya habido represalias contra los artistas que pensábamos entrevistar». Los dos mallorquines regresaron el domingo a Palma. «A la vuelta no hubo problemas. Sabían todo lo que habíamos hecho».